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domingo, 7 de enero de 2018

Escuelas-Hogar


Escuelas Hogar
(Home Schools)
By Ellen White
The Review and Herlad May 6, 1909 

Traducido por Claudio Popa y el Ministerio Misionero HispaTraducción

Según se establecerán en el futuro escuelas-iglesia, hay una clase de trabajo que se debe hacer en conexión con ellas, que no se hizo en el pasado. Todos los que puedan deben tener los privilegios de una escuela-iglesia en casa (en el hogar). Sería bueno si varias familias en un vecindario se unieran para emplear (pagar) a un maestro humilde y temeroso de Dios para darles a los padres la ayuda que se necesita para educar a sus hijos. Esta será una gran ventaja, y un plan más agradable para el Señor que el que se ha seguido en gran medida sacando a los jóvenes de sus hogares para asistir a una de nuestras escuelas más grandes. Los miembros de la Iglesia, uniéndose, podrían erigir un edificio barato, y asegurar un maestro sabio para hacerse cargo de la escuela local.
Nuestras iglesias pequeñas son necesarias. Y los niños son necesarios en sus hogares, donde pueden ayudar a sus padres cuando terminan las horas de estudio. El hogar Cristiano es el mejor lugar para los niños pequeños; porque aquí pueden beneficiar de la disciplina de los padres que está conforme con la orden del Señor. Dios quiere que consideremos estas cosas en toda su importancia sagrada. Es el precioso privilegio de los maestros y padres cooperar para enseñar a los niños a beber en la alegría de la vida de Cristo aprendiendo a seguir Su ejemplo. Los primeros años del Salvador fueron años útiles. Él era el ayudante de Su madre en el hogar; y estaba cumpliendo Su comisión al ejecutar los deberes del hogar, y trabajando en el banquillo del carpintero, al igual como cuando se comprometió en Su obra pública de Ministerio.
No se requiere que todos los jóvenes salgan apresuradamente de sus responsabilidades hogareñas a seminarios o escuelas superiores para alcanzar el peldaño más alto de la escalera. Debe recordarse que en el hogar generalmente hay niños pequeños a quienes se les debe instruir. El anciano debería tratar de ayudar a los más jóvenes. Que los miembros mayores de la familia consideren que esta parte de la viña del Señor necesita ser cultivada, y resuelvan ofrecer sus mejores capacidades para hacer que su hogar sea atractivo y de tratar pacientemente con las mentes más jóvenes.
Hay jóvenes en nuestros hogares a quienes el Señor ha calificado para dar el conocimiento que tienen a los demás. Que estos se esfuercen por mantener las lecciones espirituales frescas en la mente, para que puedan impartir el conocimiento que han adquirido. Si estos miembros mayores de la familia se convirtieran en aprendices con los niños, se sugerirán nuevas ideas, y las horas de estudio serían un momento de placer decidido y de beneficio.
Los tiernos años de la infancia son años de responsabilidad sagrada para padres y madres. Los padres tienen un deber sagrado de rendir al enseñar a sus hijos y ayudarles a soportar las cargas del hogar, a contentarse con alimentos sencillos y simples y con vestidos limpios y baratos. Los requisitos del padre siempre deben ser razonables; la bondad debe ser expresada, no por indulgencia tonta, sino por una dirección sabia. Los padres deben enseñarles a sus hijos de manera agradable, sin regañarlos ni encontrarles fallos, y tratar de atarles los corazones de los más pequeños con los sedosos cordones del amor. Que todos, padres y madres, maestros, hermanos mayores, se conviertan en una fuerza educativa para mantener todos los intereses espirituales y crear una atmósfera sana en el hogar y la vida escolar que capacitará a los niños más pequeños en la educación y admonición del Señor.
Nuestros hijos son propiedad del Señor; han sido comprados con un precio. Este pensamiento debería ser el motivo principal de nuestro trabajo para ellos. Los métodos más exitosos para asegurar su Salvación y mantenerlos fuera del camino de la tentación, es instruirlos constantemente en la Palabra de Dios. Y a medida que los padres se convierten en aprendices con sus hijos, encontrarán su propio crecimiento en un conocimiento de la verdad, más rápido. La incredulidad desaparecerá; la fe y la actividad aumentarán; la seguridad y la confianza se profundizarán a medida que avancen para conocer al Señor. Sus oraciones experimentarán una transformación, convirtiéndose en fervientes y sinceras. Cristo es la Cabeza de Su Iglesia, la dependencia de Su pueblo; Él dará la gracia necesaria a aquellos que lo buscan para sabiduría e instrucción.
Hablo a los padres y madres: vosotros podéis ser educadores en vuestras iglesias-hogar; podéis ser agencias misioneras espirituales. Que los padres y las madres sientan la necesidad de ser misioneros, la necesidad de mantener la atmósfera hogareña libre de la influencia del discurso cruel y apresurado, y la escuela-hogar un lugar donde los ángeles de Dios puedan venir y bendecir y dar éxito a los esfuerzos practicados.
Que los padres se unan para proporcionar un lugar para la instrucción diaria de sus hijos, eligiendo como maestro a alguien que sea apto para enseñar, y que, como siervo consagrado de Cristo, aumentará su conocimiento al impartir instrucción. El maestro que se ha consagrado al servicio de Dios podrá realizar un trabajo definido en el servicio misionar e instruirá a los niños en la misma línea. Que padres y madres cooperen con el maestro, trabajando arduamente por la Salvación de sus hijos. Si los padres se darán cuenta de la importancia de estos pequeños centros de educación, cooperando para hacer la obra que el Señor desea que se haga en este momento, los planes del enemigo para nuestros hijos se verán frustrados.
“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. Proverbios 22:6.
Los niños a veces se sienten tentados a irritarse bajo restricción; pero en la vida por venir ellos bendecirán a sus padres por el cuidado fiel y la estricta vigilancia que los guardó y guió en sus años de inexperiencia.

en burgos,
07.01.2018

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