Tu posición... puede peligrar... tu salvación |
[Este articulo es una traducción del original en ingles escrito por el pastor Esteban Bohr, presidente del ministerio misionero Adventista del Séptimo Día, Secrets Unsealed]
"Como
probablemente pocos saben, cuando la Comisión de Estudio de Teología de la
Ordenación de la Conferencia General (TOSC), terminó sus deliberaciones,
surgieron tres posiciones.
Grupo
# 1, que es partidario del ministerio femenino, pero se opone a la ordenación
de mujeres.
Grupo
# 2, que está decididamente a favor de la ordenación de mujeres, negando que
existe alguna función de liderazgo en la Iglesia, que Dios ha asignado
exclusivamente a los hombres.
En
la última sesión del Comité apareció de repente e inesperadamente un tercer
grupo;
ese
grupo, que llegó a ser conocido como, “La Tercera Opción”, reconoce que el
liderazgo masculino en el hogar y en la Iglesia es el ideal de Dios, pero
afirma que Dios permite que la Iglesia se aparte de Su ideal, en aras de la
unidad y la misión.
En este artículo encontrarás un documento
que está publicado en el sitio web oficial de TOSC [en ingles]. El documento representa la
posición oficial del grupo #1, y señala los peligros que acechan de la tercera opción. Lejos de ser una unión aceptable entre las posiciones #1 y #2, la
tercera opción, es en realidad un compromiso de los más peligrosos. Os animo a
leer con oración este excelente documento y compartirlo con todos.
El
principal contribuyente del documento y yo, tuvimos el privilegio de servir en
TOSC. Después de leer el producto final, al que otros contribuyeron, estuve
profundamente impresionado por su claridad y sencillez y la clara articulación
de las implicaciones de las distintas posiciones. Confío en que este documento resultará
una bendición para todos."
Pastor Stephen Bohr
Presidente y Orador
Secrets Unsealed
La Comisión de Estudio de la Teología de
la Ordenación de la Conferencia General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día (TOSC), estudió la investigación y los
puntos de vista de las dos visiones tradicionales sobre la ordenación de
mujeres, representadas por dos grupos diferentes en el comité. El grupo #1,
confirma las mujeres en el ministerio, pero cree que la Biblia limita la ordenación para el oficio/función de anciano/pastor a los hombres. El grupo #2, destaca la igualdad del
hombre y la mujer en el hogar y en la Iglesia y anima a la ordenación al
ministerio evangélico sin distinción de género. En la cuarta y última reunión
de la TOSC, sin embargo, una nueva “tercera opción” fue introducida, que
combina elementos de la teología del Grupo #1 con la conclusión del Grupo #2.
La tercera opción está de acuerdo con
el Grupo 1, en que el liderazgo masculino en el hogar y la iglesia presenta el
ideal bíblico, especialmente a la luz de los pasajes críticos de 1ª Timoteo,
Tito, y 1ª Corintios. Sin embargo, ellos sostienen que intereses prácticos (que
podrían surgir en diversas situaciones locales) y un deseo de unidad, pueden
permitir la ordenación de mujeres. Debido a que no fue evaluada antes de su
introducción, ahora nosotros vamos explicar de qué trata realmente esta
propuesta. Entre otras cosas, la tercera opción afirma que:
1.
Aunque
el liderazgo masculino es el modelo divino y la opción preferida, no es un
absoluto moral y, por tanto, está abierto a la adaptación y excepciones.
2.
Si
nos negamos a adaptar el modelo bíblico del liderazgo masculino, podríamos
“obstaculizar la misión de la Iglesia de Dios”.
3.
Considerando
que la ordenación de mujeres es una excepción al modelo bíblico del liderazgo
masculino, vamos a “dejar nuestras hermenéutica y teología sin compromisos”.
4.
La
calificación de género del anciano es una característica entre muchas, y por lo
tanto, no debería considerarse en un sentido más absoluto que las otras
calificaciones.
5.
El
papel actual de “anciano local”, es equivalente al papel bíblico de “diácono”.
6.
En
base a los “principios bíblicos de libertad religiosa”, a todas las regiones de
la Iglesia se les debe permitir hacer su propia decisión respecto a la
ordenación de mujeres.
7.
La
recomendación, construida sobre una “distinción entre Mandamientos o verdades
eternas, e ideales eclesiológicas”, puede preservar la unidad de la Iglesia.
La
recomendación final de la tercera opción, es que se debe permitir a las
unidades locales organizativas y las regiones de la Iglesia Mundial, determinar
por sí mismos si ordenar o no mujeres como ministros del Evangelio.
Ahora
vamos a evaluar las reivindicaciones anteriores que sirven de base para esta
recomendación.
En lugar de buscar permiso para modificar la voluntad de Dios,
debemos buscar Su bendición siendo cuidadosos en obedecerla.
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La
Tercera Opción afirma - #1:
Aunque
el liderazgo masculino es el modelo divino y la opción preferida, no es un
absoluto moral y, por tanto, está abierto a la adaptación y excepciones.
La tercera
opción comprende correctamente que algunos Mandamientos bíblicos tienen mayor peso
que otros. Jesús dijo a los fariseos que a pesar de ser escrupulosos con el
diezmo, ellos habían descuidado, “lo más importante de la Ley: la justicia, la
misericordia y la fe.” (Mat. 23:23). Sin embargo, debemos recordar que Él
continuó diciendo, “Esto deberíais hacer, sin dejar de hacer lo otro.” El hecho
de que un Mandamiento bíblico no es tan fundacional como otros, no nos da
autoridad para no tenerlo en cuenta.
La
tercera opción da varios ejemplos bíblicos en un intento de apoyar la idea de
adaptar los ideales divinos. Lo primero invocan al Israel pidiendo y recibiendo
un rey aunque eso no era el ideal de Dios. Este ejemplo falla por los siguientes
significantes razones: 1) los líderes civiles, tales como jueces y reyes, no son
lo mismo que los líderes religiosos como, sacerdotes, apóstoles y
anciano/pastor; 2) Más tarde los israelitas reconocerán su error, “a todos nuestros pecados hemos añadido este
mal de pedir rey para nosotros.” (1ª Sam 12:19) – pues, difícilmente siendo
eso algo digno a seguir por nosotros hoy; 3) el resultado de ese error fue desastroso
– una permanente división en Israel, la destrucción del reino de Norte y la
perdida de los 10 tribus, la expansión de la apostasía, etc.
Las
lecciones que la tercera opción desea trazar de esta historia son perdidas en
un mar de confusión, levantando la pregunta: ¿por qué hacerlo de nuevo?, en la
luz de este ejemplo, recomendando ir en contra del ideal de Dios – ¡aunque Él
lo permitiría! Aunque Dios dio un rey a Israel, Él no los protegió del
inevitable trágico resultado. El pedido de Israel seguramente no es un ejemplo
a seguir por la Iglesia. Si algo nos enseña ese ejemplo, es que, en lugar de
buscar permiso para modificar la voluntad de Dios, debemos buscar Su bendición
siendo cuidadosos en obedecerla. Además, aunque Dios permitió al antiguo Israel
tener un rey contrario a Su voluntad, esto no da vía libre a la Iglesia de hoy
para establecer prácticas contrarias a las enseñanzas bíblicas. Si la lógica de
la tercera opción sería en consecuencia aplicada, la aceptación de la poligamia
y el divorcio en los tiempos del antiguo Testamento (Deut 21:15-17; 24:1) darán
permiso a la Iglesia desviarse incluso de la Ley Moral de Dios. De todo modo,
el error de este razonamiento puede ser evitado cuando reconocemos que Israel
no recibió un rey hasta que Dios Mismo lo permitió en respuesta a la oración del
profeta Samuel (1ª Sam 8:7-9). Dios no dejó el asunto en las manos del pueblo.
Si en Su
sabiduría, Dios permite una variación de Su voluntad revelada para enseñar la
locura de tal pensamiento y práctica, esta es Su prerrogativa; no da permiso a
la Iglesia para hacer nuevos futuros variaciones de las instrucciones bíblicas.
La
tercera opción afirma que debido a que nosotros no tenemos hoy a Urim y Tumim, o
una comunicación directa con Dios, debemos confiar en lugar de eso en la
oración colectiva y estudiar si Él permitiría una variación de Sus, “ideales organizativos”.
Deberíamos recordar, sin embargo, que el motivo de la oración y el estudio
colectivo en el Concilio de Jerusalén, y que nosotros como Adventistas del
Séptimo Día también hemos hecho en la historia de la denominación, reunidos en Conferencias
Bíblicas, fue el de descubrir la voluntad de Dios así como es revelada en la
Biblia, no buscar permiso para desviarnos de ella. Además, si al estudiar las Escrituras descubrimos que la “preferencia”
de Dios, no concuerda con la intención de cambiar la práctica, tenemos la
obligación de descartarla hasta que Dios nos da direcciones proféticas para
hacer lo contrario. Seguir con una práctica que no tiene ninguna base bíblica,
simplemente porque Dios Mismo eligió en raras circunstancias permitir
variaciones de Su voluntad, significaría para la Iglesia asumir prerrogativas
que sólo pertenecen a Dios. Al final, tal decisión, demostrara tristemente el sistema
de la iglesia medieval, en la cual el concilio eclesiástico tiene la autoridad
sobre la Biblia, incluso la autoridad de modificar las instrucciones divinas
(ver Dan 7:25).
Aunque
los demás ejemplos bíblicos de “adaptación” de la tercera opción podrían ser también
debatidos, el problema general en cada caso es la conclusión de que la Iglesia
puede adaptar o ignorar la instrucción bíblica sin una dirección clara de Dios
a través de la Biblia o de la inspiración profética. Las Escrituras no dan tan
permiso, sino que advierten, “Cuidaréis
de hacer todo lo que Yo os mando: no añadirás a ello, ni quitarás de ello.” (Deut
12:32).
La
tercera opción declara que lo que hace adaptable el oficio masculino de
anciano/pastor es que la especificación del genero es meramente “una norma
funcional eclesiástica pensada en relación con el orden, la disciplina y la
misionen la Iglesia”. Sin embargo, ellos no ofrecen ninguna base real para esta
aseveración. Dado el lenguaje claro y enfático de Pablo en 1ª Tim 2 y 3 (“No permito” y “El obispo debe ser”), por no mencionar el cuadro bíblico de exclusividad
masculina para sacerdotes, apóstoles y ancianos, ¿cómo pueden concluir los
proponentes de la tercera opción que los requerimientos de genero para un
anciano o pastor nos son más que “normas eclesiásticas”? ¿Pueden ellos estar
seguros que, “la relación con el orden, la disciplina y la misión de la Iglesia”,
explica plenamente el propósitos de Dios para este requerimiento? Y aunque
estas afirmaciones podrían ser probadas, ¿sobre qué base hará esto adaptable el
requerimiento de género? La tercera opción no ofrece respuestas reales de la Biblia
o de Ellen White, a estas cuestiones, dejándonos concluir que ellas son simples
suposiciones. La tercera opción falla
en evaluar cuidadosamente los muchos ejemplos de los que supusieron que un mandamiento “no-moral” de Dios era flexible
cuando no era. Adán y Eva fueron castigados por comer un trozo de un fruto (Gen
3) –un acto que seguramente no es malo en ninguna circunstancia. La ofrenda de Caín
fue rechazada debido a una ligera modificación (Gen 4:1-7), y Uza murió porque
sinceramente quiso apoyar el Arca (2ª Sam 6:1-7) –los dos siendo transgresiones
de mandamiento ritual. Los hijos de Aarón fueron castigados por ofrecer un
fuego distinto del cual habían sido instruidos usar en el santuario (Lev
10:1-3) –otra vez solamente un mandamiento ritual, no encontrado en la Ley
Moral de Dios. Miriam desafió la posición de liderazgo de Moisés y fue
castigada por el señor (Núm 12).
Probablemente
el ejemplo más relevante, dejado en olvido por la propuesta de la tercera opción,
es el de Coré, Datán y Abiram (Núm 16). Esos hombres juntos con otros 250 líderes
de Israel, pidieron a Moisés una posición más alta entre las filas
organizativas de Israel. Casi toda la congregación estuvo apoyando a Coré
sintiendo que él y su compañía deberían ser recibidos servir como sacerdotes.
Todo parecía ir conforme a sus planes, hasta de repente se abrió la tierra y tragándose
vivos a los jefes de la conspiración. Dios rehusó hacer una adaptación a las… “normas
funcionales eclesiásticas” del sacerdocio de Aarón aunque el pueblo estaba
fuertemente convencido que así debería de ser.
Los
proponentes de la tercera opción intentan diferenciar los ejemplos de Uza y de los
hijos de Aarón desde su propia adaptación de las Escrituras atribuyendo esos
ejemplos fracasados a las, “decisiones individuales tomadas casualmente y en
base a las preferencias personales”. Pero en el caso de Coré, él y su compañía cumplían,
según todas las apariencias, las condiciones de la tercera opción, para una
adaptación permisible a un, “ideal de organización y eclesiástica”, estando
basados (como lo eran en realidad) en una decisión de grupo y un fuerte sentido
de convicción, igualdad y fomento para la misión (ver Núm 16:3,12-14). Con una
vasta mayoría del pueblo apoyando a Coré, alguien puede argumentar que era
necesario adaptar este ideal organizativo ritual, para mantener la unidad en la
congregación. Sin embargo, su adaptación,
fue inaceptable para Dios.
La
guía dada por la tercera opción, sobre cómo y cuándo adaptar las instrucciones
bíblicas, es a la vez deficiente y peligrosa. ¿Tiene el concilio de la Iglesia
la autoridad de apartarse de la voluntad “preferente” de Dios? ¿No instituirá
esto una práctica de colocar la tradición por encima de la Biblia? Luego, ¿cuán
segura es la distinción entre el Mandamientos Morales y el ideal organizativo?
Contrario a la aseveración de la tercera opción, los Mandamientos bíblicos
no encajan
tan nítidamente en estas categorías. ¿Y qué hay del diezmo? ¿Y las ordenanzas?
¿Y las enseñanzas sobre el estilo de vida? ¿Considera la tercera opción a todos
estos, morales e inalterables, o abiertos a la adaptación? ¿Tenemos el derecho
de administrar el bautismo por aspersión, utilizar pan leudado para la Cena del
Señor, o tomar alcohol moderadamente? Presumiendo tomar sobre nosotros la
responsabilidad de llamar a la instrucción bíblica flexible, cuando la inspiración no ha dado tal indicio, es
injustificado y positivamente peligroso. Nosotros debemos vivir conforme, “a toda
palabra que procede de la boca de Dios” (Mat 4:4).
Respecto
al caso específico de la ordenación de mujeres, la tercera opción asevera que
el liderazgo masculino es, “la preferencia” de Dios, implicando flexibilidad,
pero no puede mostrar ninguna indicación bíblica que un desvió de la tal “preferencia”
sería necesario. Mientras reconocen el persistente cuadro divino en relación
con los sacerdotes, apóstoles, y ancianos en la Biblia, ellos fallan en
considerar seriamente que a través de toda la historia de la salvación, jamás
surgió una sola circunstancia que haga una excepción a este cuadro. Ninguna
excepción se hizo en la masculinidad de los sacerdotes. Ninguno de los discípulos
de Cristo fue una excepción. Ningún ejemplo de mujer apóstol o anciano puede
ser encontrado en el Nuevo Testamento. ¿Por qué debemos asumir que Dios nos
hará abandonar esta clara enseñanza bíblica, ahora, en la Iglesia Remanente,
justo cuando Jesús está preparando un Pueblo para Su venida? Acaso no desea la
Iglesia acercarse al plan de Dios en vez de alejarse de él?
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El siguiente artículo:
Si nos negamos a adaptar el modelo
bíblico del liderazgo masculino, podríamos “obstaculizar la misión de la
Iglesia de Dios”.
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