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jueves, 27 de septiembre de 2018

¿Qué es la Justificación por Fe?





Este articulo no pretende explicar en las siguientes pocas lineas la amplitud y complejidad del tema tratado, ya que eso sería prácticamente imposible. Sin embargo, he intentado ofrecer una breve y comprensible respuesta para los que pueden estar interesados en aprender sobre, y comprender mejor, esta doctrina bíblica tan vital para nuestra Salvación.
Alonso T. Jones y Ellet J. Waggoner (en la foto) fueron los dos jóvenes pastores Adventistas del Séptimo Día que Dios había elegido como mensajeros Suyos para transmitir al mundo Su inminente regreso y la forma de preparación de los seres humanos para el fin de la historia del pecado, en el año 1888. Sin embargo, los encumbrados dirigentes de Su pueblo, consideraron que Dios no puede hablar a través de dos "jovencitos" pasando por alto los "grandes lideres y teólogos" con pelo blanco, y rechazaron el mensaje de la Justificación por Fe, prolongando así (y aumentando) el sufrimiento de la raza humana por más de 150 años en adelante. Aquí estamos hoy amigos. La historia se repite, el Mensaje del Tercer Ángel da vuelta a la Tierra, Cristo va a regresar pronto, y desea que tu y yo estemos preparados para encontrarnos en paz con Jehová, nuestro Dios. Mi oración y suplica para Dios es darnos poder y voluntad para que no repitamos los errores de 1888, y unirnos firmemente con el Remanente de Su pueblo en la Iglesia Adventista del Séptimo Día, Amén! 
 

JUSTIFICACIÓN POR FE
“…todo lo que no es por fe, es pecado” Romanos 14:23
La fe es de Dios y no de nosotros (Efesios 2:8); por lo tanto, lo que no es de Dios es pecado.
Todo lo que es de Dios es justicia: la fe es el don de Dios; y todo lo que es por fe, es por lo tanto justicia, tan cierto como que “todo lo que no es por fe, es pecado”.
Cristo Jesús es el Autor y Consumador de la fe (Hebreos 12:2), y la Palabra de Dios es el canal a través del cual viene y el medio por el cual opera. Porque "la fe es por el oír y el oír, por la Palabra de Dios" (Romanos 10:17). Donde no hay Palabra de Dios no puede haber fe.
La Palabra de Dios es la cosa más sustancial y poderosa del universo. Es el medio por el cual todas las cosas fueron producidas; Lleva en sí mismo el poder creativo; leemos que, “Por la Palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de Su boca. … Él habló y fue hecho; Él ordenó y fue establecido” (Sal 33:6,9). Y cuando este mundo fue hecho de esta manera, y las tinieblas cubrían todo, “dijo Dios: ¡Sea la luz!; y fue la luz” (Génesis 1:2-3).
De este modo, la Palabra de Dios se cumple a Sí Misma y, por Sí Misma, cumple la voluntad de Dios en cada uno que la recibe, así como es en verdad la Palabra de Dios. “…cuando recibisteis la Palabra de Dios que oísteis de nosotros, no la recibisteis como palabra de hombres, sino como es en verdad, la Palabra de Dios, la cual obra eficazmente también en vosotros, los que creéis" (1ª Tesalonicenses 2:13). Por lo tanto, recibid la Palabra de Dios, entregadle el corazón para que así pueda obrar en vuestras vidas; esto es fe genuina, esta es la única verdadera fe; esta es la única fe por la cual los hombres pueden ser justificados, hechos justos en verdad. Porque mediante esta fe, la misma voluntad de Dios, como es expresado en Su propia Palabra, se logra en la vida por la Palabra creadora de Aquel que ha hablado. Esta es la obra de la fe. Esta es la Justicia -el hacer lo correcto, lo que es justo-, la Justicia de Dios que es por fe. Por lo tanto, "Dios es el que en obra en vosotros tanto el querer como el hacer, por Su buena voluntad" (Filipenses 2:13). Así, el Carácter -la Justicia de Dios- se manifiesta en la vida humana liberando del poder del pecado para la Salvación del alma en Justicia.
Esto es justificación solo por fe. Esto es, justificación por fe, sin obras. Puesto que la fe es el don de Dios viniendo por la Palabra de Dios y obrando en el hombre las obras de Dios, no necesita las obras del hombre pecador para hacerla buena y aceptable para Dios. La fe misma obra en el hombre lo que es bueno, y es suficiente por sí misma para llenar toda la vida con las cosas buenas de Dios y no necesita el esfuerzo imperfecto del hombre pecador para hacerla meritoria. Esta fe le da al hombre buenas obras, en lugar de depender del hombre para buenas obras. No es expresada por “fe y obras”, sino por “fe que obra”, “…porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión; sino la fe que obra por amor” (Gálatas 5:6). “¿Ves cómo obra (como actúa) la fe?” (Santiago 2:22). La fe actúa con sus obras no con las obras del hombre. “Recordando sin cesar, vuestra obra de fe…”, “…y la obra de fe con poder…” (1ª Tesalonicenses 1:3; 2ª Tesalonicenses 1:11). Y, “Esta es la obra de Dios, que creáis en Aquel a quien Él ha enviado” (Juan 6:29). Esta es “la fe de Dios” que Jesús nos exhorta a tener (en Marcos 11:22 la traducción griega es “la fe de Dios” no “en Dios”); la fe de Dios que se manifestó en Su Hijo; y que, por Su gracia, es un regalo gratuito para cada alma en la Tierra (que lo quiere recibir).

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