jueves, 27 de septiembre de 2018

¿Qué es la Justificación por Fe?





Este articulo no pretende explicar en las siguientes pocas lineas la amplitud y complejidad del tema tratado, ya que eso sería prácticamente imposible. Sin embargo, he intentado ofrecer una breve y comprensible respuesta para los que pueden estar interesados en aprender sobre, y comprender mejor, esta doctrina bíblica tan vital para nuestra Salvación.
Alonso T. Jones y Ellet J. Waggoner (en la foto) fueron los dos jóvenes pastores Adventistas del Séptimo Día que Dios había elegido como mensajeros Suyos para transmitir al mundo Su inminente regreso y la forma de preparación de los seres humanos para el fin de la historia del pecado, en el año 1888. Sin embargo, los encumbrados dirigentes de Su pueblo, consideraron que Dios no puede hablar a través de dos "jovencitos" pasando por alto los "grandes lideres y teólogos" con pelo blanco, y rechazaron el mensaje de la Justificación por Fe, prolongando así (y aumentando) el sufrimiento de la raza humana por más de 150 años en adelante. Aquí estamos hoy amigos. La historia se repite, el Mensaje del Tercer Ángel da vuelta a la Tierra, Cristo va a regresar pronto, y desea que tu y yo estemos preparados para encontrarnos en paz con Jehová, nuestro Dios. Mi oración y suplica para Dios es darnos poder y voluntad para que no repitamos los errores de 1888, y unirnos firmemente con el Remanente de Su pueblo en la Iglesia Adventista del Séptimo Día, Amén! 
 

JUSTIFICACIÓN POR FE
“…todo lo que no es por fe, es pecado” Romanos 14:23
La fe es de Dios y no de nosotros (Efesios 2:8); por lo tanto, lo que no es de Dios es pecado.
Todo lo que es de Dios es justicia: la fe es el don de Dios; y todo lo que es por fe, es por lo tanto justicia, tan cierto como que “todo lo que no es por fe, es pecado”.
Cristo Jesús es el Autor y Consumador de la fe (Hebreos 12:2), y la Palabra de Dios es el canal a través del cual viene y el medio por el cual opera. Porque "la fe es por el oír y el oír, por la Palabra de Dios" (Romanos 10:17). Donde no hay Palabra de Dios no puede haber fe.
La Palabra de Dios es la cosa más sustancial y poderosa del universo. Es el medio por el cual todas las cosas fueron producidas; Lleva en sí mismo el poder creativo; leemos que, “Por la Palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de Su boca. … Él habló y fue hecho; Él ordenó y fue establecido” (Sal 33:6,9). Y cuando este mundo fue hecho de esta manera, y las tinieblas cubrían todo, “dijo Dios: ¡Sea la luz!; y fue la luz” (Génesis 1:2-3).
De este modo, la Palabra de Dios se cumple a Sí Misma y, por Sí Misma, cumple la voluntad de Dios en cada uno que la recibe, así como es en verdad la Palabra de Dios. “…cuando recibisteis la Palabra de Dios que oísteis de nosotros, no la recibisteis como palabra de hombres, sino como es en verdad, la Palabra de Dios, la cual obra eficazmente también en vosotros, los que creéis" (1ª Tesalonicenses 2:13). Por lo tanto, recibid la Palabra de Dios, entregadle el corazón para que así pueda obrar en vuestras vidas; esto es fe genuina, esta es la única verdadera fe; esta es la única fe por la cual los hombres pueden ser justificados, hechos justos en verdad. Porque mediante esta fe, la misma voluntad de Dios, como es expresado en Su propia Palabra, se logra en la vida por la Palabra creadora de Aquel que ha hablado. Esta es la obra de la fe. Esta es la Justicia -el hacer lo correcto, lo que es justo-, la Justicia de Dios que es por fe. Por lo tanto, "Dios es el que en obra en vosotros tanto el querer como el hacer, por Su buena voluntad" (Filipenses 2:13). Así, el Carácter -la Justicia de Dios- se manifiesta en la vida humana liberando del poder del pecado para la Salvación del alma en Justicia.
Esto es justificación solo por fe. Esto es, justificación por fe, sin obras. Puesto que la fe es el don de Dios viniendo por la Palabra de Dios y obrando en el hombre las obras de Dios, no necesita las obras del hombre pecador para hacerla buena y aceptable para Dios. La fe misma obra en el hombre lo que es bueno, y es suficiente por sí misma para llenar toda la vida con las cosas buenas de Dios y no necesita el esfuerzo imperfecto del hombre pecador para hacerla meritoria. Esta fe le da al hombre buenas obras, en lugar de depender del hombre para buenas obras. No es expresada por “fe y obras”, sino por “fe que obra”, “…porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión; sino la fe que obra por amor” (Gálatas 5:6). “¿Ves cómo obra (como actúa) la fe?” (Santiago 2:22). La fe actúa con sus obras no con las obras del hombre. “Recordando sin cesar, vuestra obra de fe…”, “…y la obra de fe con poder…” (1ª Tesalonicenses 1:3; 2ª Tesalonicenses 1:11). Y, “Esta es la obra de Dios, que creáis en Aquel a quien Él ha enviado” (Juan 6:29). Esta es “la fe de Dios” que Jesús nos exhorta a tener (en Marcos 11:22 la traducción griega es “la fe de Dios” no “en Dios”); la fe de Dios que se manifestó en Su Hijo; y que, por Su gracia, es un regalo gratuito para cada alma en la Tierra (que lo quiere recibir).

domingo, 23 de septiembre de 2018

Indiferencia y Neutralidad






               Hay buenas razones por las que nosotros, como Iglesia, debemos comenzar una reforma sin demora. La reforma del arrepentimiento. La Biblia contiene numerosos ejemplos de rebelión y sus consecuencias predecibles. Veamos algunos:
Cuando Josué tomó a Jericó, un hombre, Acán hizo caer la maldición de Dios sobre toda la nación y muchas vidas del pueblo se perdieron en batallas que deberían haber sido arrolladoras victorias. Muchas familias perdieron a sus seres queridos, debido al pecado oculto de un solo hombre.
En los años oscuros de apostasía de Israel, cuando el rey Acab gobernaba Israel, alrededor de 860 a.C., tres años de sequía destruyeron la tierra. El sustento de cientos de miles, sino millones, se arruinó. Hubo una gran hambruna, porque la nación dirigida por sus líderes, le había dado la espalda a Dios y adoraba a los dioses paganos (mundanos) con sus prácticas corruptas y ritos inmorales. Cuando Elías lloró ante Dios diciéndole que él era el único que quedaba fiel en Israel, Dios le dijo que había 7000 que no le habían doblado la rodilla a Baal. Y esos 7000 inocentes también sufrieron a causa de los pecados de sus hermanos.
Cuando la reforma (bajo el rey Josías) se encontró con la oposición en Judá y eventualmente desapareció, y el reino del sur cayó nuevamente en apostasía total, los babilonios tomaron en cautividad miles de prisioneros judíos; decenas de miles fueron masacrados durante el período 605 - 586 B.C. La ciudad de Jerusalén fue destruida, el templo reducido a escombros, el país devastado, las ciudades y los pueblos saqueados, pero en la conflagración, en la matanza había personas inocentes que honraban a Dios que murieron o perdieron a sus seres queridos y fueron llevados al exilio. Esas personas fieles a Jehová sufrieron el castigo por los pecados de sus hermanos.
Cuando Jesús cargaba Su cruz por las calles de Jerusalén hacia Gólgota, Su atención fue atraída por llantos y lamentos. Leamos la historia en Lucas 23:27-28,
"Y le seguía una gran multitud del pueblo, y de mujeres, que también lloraban y lamentaban por Él. Pero Jesús, volviéndose a ellas, les dijo: ‘Hijas de Jerusalén, no lloréis por Mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos’.”
¿Por qué dijo eso el Señor Jesús? Porque, aunque esas mujeres eran inocentes de Su muerte, y aunque no habían tomado parte en la conspiración para asesinarlo, ellas y sus hijos quedarían atrapados en el caos que iba a caer sobre la nación debido al rechazo corporativo del Hijo ungido de Dios (Mateo 23-24:1).
Aquí es donde nos encontramos nosotros hoy. Y uno de los asuntos más destructivos en la Iglesia Adventista y la declaración de rebelión más abominable para el Cielo, es el asunto sobre la autoridad bíblica en el oficio de Anciano/Obispo/Supervisor (el oficio de pastor así como se practica actualmente es simplemente un invento “comercial” humano – un “negocio” religioso falto de base bíblica). Este asunto es más conocido entre los Adventistas como, “La Ordenación de Mujeres”. Aunque, tristemente, ni uno de 10 mil Adventistas es capaz de decir de qué trata y qué dice la Biblia con respecto a este asunto.
Como Iglesia de Dios, a nivel corporativo, casi completo y unánime (con muy pocas excepciones), estamos en violación clara y directa de la voluntad de Dios. Hay una rebelión colectiva en el campamento y todos los de fuera la pueden ver. Sin embargo, los de dentro parecen completamente ciegos y despreocupados. Y creedme, no sirve de nada que alguien diga: "Yo no soy parte de esto" o "¡Yo no tengo nada que decir al respecto!". Según la Biblia, la Palabra de Dios, eres parte de eso y serás condenado; si hasta ahora has guardado silencio espero que los ejemplos antes descritos puedan despertarte y convencerte de que debes levantarte y hablar. Tienes que mostrar tu desaprobación, o, nuestro fracaso predecible será una reminiscencia del fracaso de Israel, será una repetición de la corrupción que entró en la Iglesia después del primer siglo, y, abandonados por Dios vamos a reflejar la misma sin vida y sin espíritu actividad que se contempla entre las denominaciones apostatas que nos rodean.
Ya existe una deplorable indiferencia hacia la devoción espiritual diaria, un malestar bíblico (desconocimiento), una letargia espiritual entre nosotros como pueblo. Los miembros en nuestras filas, en masa, han perdido o están perdiendo cada día más el don del discernimiento espiritual. Esta es precisamente la forma en que Satanás ha arruinado las denominaciones dominicales. Esos, inicialmente sinceros y devotos Cristianos, estuvieron primero dispuestos a pequeños compromisos, luego se comprometieron más y luego más y más, y finalmente hoy día esas denominaciones no sienten ninguna vergüenza o incomodidad al rechazar los claros Mandamientos de Dios. Y Satanás está haciendo exactamente lo mismo ante nuestros ojos hoy, dentro de nuestra amada Iglesia Adventista del Séptimo día.
Dice el Señor,
“Si nos rendimos a Dios, elegimos la luz y rechazamos la oscuridad. Pero si deseamos mantener la independencia del corazón natural y negar la corrección de Dios, nosotros, así como lo hicieron los judíos, cumpliremos obstinadamente nuestros propósitos y nuestras ideas aun ante las más claras evidencias, y estaremos en peligro de sufrir un engaño tan grande como el que sufrieron ellos; y en nuestra infatuación ciega, podemos llegar tan lejos como ellos y todavía halagarnos de que estamos haciendo la obra de Dios.” (4T, 231)
No tenemos que seguir ese camino, pero a menos que nosotros, como denominación, rescindamos la decisión del Concilio Anual de 1984 de ordenar mujeres como Ancianos, y luego arrepentirnos corporativamente y confesar nuestro gran pecado, lo haremos. Y ese camino nos lleva a la perdición sin rodeos, directamente. Dios no pasa por alto la rebelión de Su pueblo contra Sus Mandamientos; no lo hizo en el pasado y no lo hará en el futuro.
Al igual que los judíos, es difícil para nosotros imaginar que el castigo de Dios y la ruina caerá sobre Su pueblo elegido, o incluso de que podría haber la más remota posibilidad de tal cosa. Después de todo, el Barco está avanzando, lento, pero avanzando, la Iglesia nunca será aliada con Babilonia. Pero recuerda: todas las promesas de Dios están condicionadas a la obediencia (Juan 3:16, Romanos 6:23, Revelación 14:12).
Un estudio cuidadoso de la Biblia muestra que Dios hace maravillosas promesas de reavivamiento, restauración y establecimiento de la Jerusalén como centro del mundo a través de los profetas del Antiguo Testamento, pero esas promesas son condicionadas a la obediencia a la voluntad revelada de Dios. ¿Por qué pensamos que con nosotros sería diferente? Las promesas que nos ha dado Dios y que se encuentran en la Biblia y en los escritos de la Sra. White, son igualmente condicionales. No es garantizada del oficio la salvación de nadie, y ninguna denominación tiene destino establecido sin más. Dios no excusa la rebelión.
La Biblia nos dice que en los últimos días el pueblo de Dios lleva el Evangelio Eterno al mundo entero (Rev. 14). Este mensaje universal en propósito y llamamiento, identificado con los Mensajes de Los Tres Ángeles, unirá un pueblo para Dios de diferentes denominaciones, diferentes religiones y diferentes etnias, bajo la bandera ensangrentada de Cristo Jesús. No habrá compromiso con el mundo y su cultura, pase lo que pase. El pueblo de Dios (El Remanente) es firmemente fiel a la Biblia, aunque están dispersos por la Tierra, algunos en lugares remotos, y permanecerán inquebrantables en su devoción a Jehová, incluso con el riesgo de perder bienes, familias, integridad física y la vida. En el libro El Gran Conflicto, pág. 595 leemos esto,
“Pero Dios tendrá en la Tierra un pueblo que sostendrá la Biblia y solo la Biblia, como la norma de todas las doctrinas y base de todas las reformas. Ni las opiniones de los sabios, ni las deducciones de la ciencia, ni los credos o decisiones de concilios tan numerosos y discordantes como lo son las iglesias que representan, ni la voz de las mayorías, nada de esto, ni en conjunto ni en parte, debe ser considerado como evidencia en favor o en contra de cualquier punto de fe religiosa. Antes de aceptar cualquier doctrina o precepto, debemos cerciorarnos de si los autoriza un categórico “¡Así dice Jehová!”.

No culpemos a Dios por lo que sufrimos cada uno, y por lo que vamos a sufrir en la crisis que se acerca. Somos dueños de nuestro propio destino; hoy podemos elegir ser parte de ese grupo descrito en Revelación 14 y por la profeta del Señor en El Gran Conflicto, o podemos escabullirnos envalentonados por el error, engañados por Satanás, abandonados por Dios y reservados para la destrucción.
Depende de nosotros actuar, hablar. Las recomendaciones del Concilio del Campamento, en Mohaven, 1973, son una mancha vergonzosa en la historia de nuestra Iglesia y deberían ser una lección para cada uno de nosotros, de los resultados y nefastas consecuencias cuando se minimiza la autoridad bíblica y se eleva la cultura. Por lo tanto, debe anularse la decisión del Consejo Anual de 1984 de permitir la ordenación de mujeres como Ancianos. Nosotros como denominación debemos orar como Daniel oró. Hemos pecado corporativamente, corporativamente tenemos que arrepentirnos y corporativamente tenemos que confesar nuestro gran pecado y volvernos a Dios y Su Palabra, antes de que Dios se aparte de nosotros.
Sin embargo, cada uno responde individualmente por sus acciones delante de Jehová. Y recordemos la temible realidad de que “El Tribunal se sentó y fueron abiertos los libros” (Dan 7:9-10).
El Juicio ha empezado y la sentencia se empezará a ejecutar primero con la Casa de Dios (Ezequiel 9:6).
¿Y si te toca hoy a ti?

“Si Dios aborrece un pecado más que otro del cual Su pueblo es culpable, es el de no hacer nada en caso de una emergencia. La indiferencia y la neutralidad en una crisis religiosa son consideradas por Dios como un grave delito, igual al peor tipo de hostilidad contra Jehová.” (3T, 280)

domingo, 7 de enero de 2018

Escuelas-Hogar


Escuelas Hogar
(Home Schools)
By Ellen White
The Review and Herlad May 6, 1909 

Traducido por Claudio Popa y el Ministerio Misionero HispaTraducción

Según se establecerán en el futuro escuelas-iglesia, hay una clase de trabajo que se debe hacer en conexión con ellas, que no se hizo en el pasado. Todos los que puedan deben tener los privilegios de una escuela-iglesia en casa (en el hogar). Sería bueno si varias familias en un vecindario se unieran para emplear (pagar) a un maestro humilde y temeroso de Dios para darles a los padres la ayuda que se necesita para educar a sus hijos. Esta será una gran ventaja, y un plan más agradable para el Señor que el que se ha seguido en gran medida sacando a los jóvenes de sus hogares para asistir a una de nuestras escuelas más grandes. Los miembros de la Iglesia, uniéndose, podrían erigir un edificio barato, y asegurar un maestro sabio para hacerse cargo de la escuela local.
Nuestras iglesias pequeñas son necesarias. Y los niños son necesarios en sus hogares, donde pueden ayudar a sus padres cuando terminan las horas de estudio. El hogar Cristiano es el mejor lugar para los niños pequeños; porque aquí pueden beneficiar de la disciplina de los padres que está conforme con la orden del Señor. Dios quiere que consideremos estas cosas en toda su importancia sagrada. Es el precioso privilegio de los maestros y padres cooperar para enseñar a los niños a beber en la alegría de la vida de Cristo aprendiendo a seguir Su ejemplo. Los primeros años del Salvador fueron años útiles. Él era el ayudante de Su madre en el hogar; y estaba cumpliendo Su comisión al ejecutar los deberes del hogar, y trabajando en el banquillo del carpintero, al igual como cuando se comprometió en Su obra pública de Ministerio.
No se requiere que todos los jóvenes salgan apresuradamente de sus responsabilidades hogareñas a seminarios o escuelas superiores para alcanzar el peldaño más alto de la escalera. Debe recordarse que en el hogar generalmente hay niños pequeños a quienes se les debe instruir. El anciano debería tratar de ayudar a los más jóvenes. Que los miembros mayores de la familia consideren que esta parte de la viña del Señor necesita ser cultivada, y resuelvan ofrecer sus mejores capacidades para hacer que su hogar sea atractivo y de tratar pacientemente con las mentes más jóvenes.
Hay jóvenes en nuestros hogares a quienes el Señor ha calificado para dar el conocimiento que tienen a los demás. Que estos se esfuercen por mantener las lecciones espirituales frescas en la mente, para que puedan impartir el conocimiento que han adquirido. Si estos miembros mayores de la familia se convirtieran en aprendices con los niños, se sugerirán nuevas ideas, y las horas de estudio serían un momento de placer decidido y de beneficio.
Los tiernos años de la infancia son años de responsabilidad sagrada para padres y madres. Los padres tienen un deber sagrado de rendir al enseñar a sus hijos y ayudarles a soportar las cargas del hogar, a contentarse con alimentos sencillos y simples y con vestidos limpios y baratos. Los requisitos del padre siempre deben ser razonables; la bondad debe ser expresada, no por indulgencia tonta, sino por una dirección sabia. Los padres deben enseñarles a sus hijos de manera agradable, sin regañarlos ni encontrarles fallos, y tratar de atarles los corazones de los más pequeños con los sedosos cordones del amor. Que todos, padres y madres, maestros, hermanos mayores, se conviertan en una fuerza educativa para mantener todos los intereses espirituales y crear una atmósfera sana en el hogar y la vida escolar que capacitará a los niños más pequeños en la educación y admonición del Señor.
Nuestros hijos son propiedad del Señor; han sido comprados con un precio. Este pensamiento debería ser el motivo principal de nuestro trabajo para ellos. Los métodos más exitosos para asegurar su Salvación y mantenerlos fuera del camino de la tentación, es instruirlos constantemente en la Palabra de Dios. Y a medida que los padres se convierten en aprendices con sus hijos, encontrarán su propio crecimiento en un conocimiento de la verdad, más rápido. La incredulidad desaparecerá; la fe y la actividad aumentarán; la seguridad y la confianza se profundizarán a medida que avancen para conocer al Señor. Sus oraciones experimentarán una transformación, convirtiéndose en fervientes y sinceras. Cristo es la Cabeza de Su Iglesia, la dependencia de Su pueblo; Él dará la gracia necesaria a aquellos que lo buscan para sabiduría e instrucción.
Hablo a los padres y madres: vosotros podéis ser educadores en vuestras iglesias-hogar; podéis ser agencias misioneras espirituales. Que los padres y las madres sientan la necesidad de ser misioneros, la necesidad de mantener la atmósfera hogareña libre de la influencia del discurso cruel y apresurado, y la escuela-hogar un lugar donde los ángeles de Dios puedan venir y bendecir y dar éxito a los esfuerzos practicados.
Que los padres se unan para proporcionar un lugar para la instrucción diaria de sus hijos, eligiendo como maestro a alguien que sea apto para enseñar, y que, como siervo consagrado de Cristo, aumentará su conocimiento al impartir instrucción. El maestro que se ha consagrado al servicio de Dios podrá realizar un trabajo definido en el servicio misionar e instruirá a los niños en la misma línea. Que padres y madres cooperen con el maestro, trabajando arduamente por la Salvación de sus hijos. Si los padres se darán cuenta de la importancia de estos pequeños centros de educación, cooperando para hacer la obra que el Señor desea que se haga en este momento, los planes del enemigo para nuestros hijos se verán frustrados.
“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. Proverbios 22:6.
Los niños a veces se sienten tentados a irritarse bajo restricción; pero en la vida por venir ellos bendecirán a sus padres por el cuidado fiel y la estricta vigilancia que los guardó y guió en sus años de inexperiencia.

en burgos,
07.01.2018

El Vicio Secreto y la Perversión Sexual (2)

La revista francesa Cadeaux (regalos) emplea niñas de 8-10 años para promover la perversidad sexual infantil.



.
UN LLAMADO A LAS MADRES EN RELACIÓN
CON LA GRAN CAUSA DE LA RUINA FÍSICA,
MENTAL Y ESPIRITUAL DE MUCHOS DE
LOS NIÑOS DE NUESTRO TIEMPO

por ELLEN WHITE

Traducido por Claudio Popa y el Ministerio Misionero HispaTraducción
Continuación
Me fue presentado el estado de nuestro mundo, y mi atención fue especialmente llamada a los jóvenes de nuestro tiempo. Dondequiera que miraba, veía imbecilidad, formas enanas, miembros lisiados, cabezas torcidas y deformidades de todas las descripciones. Los pecados y crímenes, y la violación de las leyes de la naturaleza, se me mostraron como causas de esta acumulación de aflicción y sufrimiento humano. Vi tal degradación y prácticas viles, tal desafío a Dios, y escuché tales palabras de blasfemia, que mi alma enfermó. Según lo que me fue mostrado, una gran parte de la juventud que vive hoy, no valen nada. Los hábitos corruptos están desperdiciando sus energías y provocando enfermedades repugnantes y complicadas. Los padres ignorantes probarán la habilidad de un médico tras otro, que recetan medicamentos, cuando generalmente ellos conocen la causa real de la salud que falla, pero por temor a ofender y perder sus honorarios, guardan silencio, cuando como médicos fieles deben exponer la causa real. Sus drogas solo agregan una segunda gran carga para la naturaleza abusada, para luchar contra ella, que a menudo se descompone en sus esfuerzos, y la víctima muere. Y los amigos consideran la muerte como una dispensación misteriosa de la providencia, cuando la parte más misteriosa del asunto es que la naturaleza aguantó tanto como lo pudo, con sus leyes violadas. La salud, la razón y la vida fueron sacrificadas a los deseos depravados.
Se me ha mostrado que los niños que practican la autocomplacencia (la perversión sexual) antes de la pubertad, o en el período de fusión con la edad adulta y la feminidad, deben pagar la pena por las leyes violadas de la naturaleza en ese período crítico.
Muchos se hunden en una tumba temprana, mientras que otros tienen suficiente fuerza de constitución para pasar esta prueba. Si la práctica se continúa desde los quince años en adelante, la naturaleza protestará contra el abuso que ha sufrido y seguirá sufriendo, y les hará pagar el castigo por la transgresión de sus leyes, especialmente entre los treinta y los cuarenta cinco años, mediante numerosos dolores en el organismo y varias enfermedades como, afección del hígado y los pulmones, neuralgia, reumatismo, afección de la columna vertebral, riñones enfermos y tumores cancerosos. Algunas de las finas maquinarias de la naturaleza ceden, dejando una tarea más pesada para el resto, lo que desordena la buena disposición del cuerpo, y con frecuencia se produce una ruptura repentina de la constitución, y el resultado es la muerte.
Madres, dad a vuestros hijos lo suficiente para hacer. Si se cansarán, eso no dañará la salud. Hay una gran diferencia entre cansancio y agotamiento. La indolencia no será favorable para la salud física, mental o moral, sino que abrirá la puerta e invitará a Satanás a entrar, oportunidad que él aprovechará para atraer a los jóvenes en sus trampas. Mediante la indolencia, no solo se debilita la fuerza moral y aumenta el impulso de la pasión, sino que los ángeles de Satanás toman posesión de toda la ciudadela de la mente y obligan a la conciencia a rendirse a las pasiones viles. Debemos enseñar a nuestros hijos los hábitos de la industria paciente. Deberíamos tener cuidado de no ser demasiado indulgentes. Cuando se encuentran con dificultades en su trabajo, debemos ayudarlos a superarlo, en lugar de llevarlo nosotros a cabo. Puede ser más fácil para nosotros en este momento hacer lo último, pero no podemos así enseñar una lección útil y valiosa a nuestros hijos sobre la autoconfianza, y estamos entonces preparando el camino para aumentar enormemente nuestras preocupaciones al final. Debemos despertar en nuestros hijos principios generosos y nobles, y exhortarlos a realizar esfuerzos activos, lo que los protegerá de una multitud de tentaciones y hará que sus vidas sean más felices.
Mis hermanas, como madres, somos responsables en gran medida de la salud física, mental y moral de nuestros hijos. Podemos hacer mucho al enseñarles hábitos correctos de vida. Podemos mostrarles, mediante nuestro ejemplo, que tomamos muy en serio la salud y que no deben violar sus leyes. No deberíamos hacer una práctica en colocar sobre nuestras mesas comida que dañe la salud de nuestros niños. Nuestra comida debe prepararse sin especias (condimentos picantes). Picadillos, pasteles, conservas y alimentos condimentados, con salsas, crean una condición febril en el sistema e inflaman las pasiones animales. Debemos enseñar a nuestros hijos a practicar hábitos de sacrificio personal, que la gran batalla de la vida es consigo mismo, enseñarles restringir las pasiones y someterlas a las facultades mentales y morales.
Mis hermanas, os suplico pasar menos tiempo en la cocina, desgastando la fuerza que Dios os ha dado para usarla con un fin mejor, a preparar comida para tentar el apetito. Una dieta sencilla y nutritiva no requerirá una gran cantidad de trabajo. Deberíamos dedicar más tiempo a la oración humilde y ferviente a Dios, a la sabiduría para educar a nuestros hijos en el cuidado y la amonestación del Señor, que en la cocina. La salud de la mente depende de la salud del cuerpo. Como padres Cristianos, estamos obligados a enseñar a nuestros hijos en referencia a las leyes de la vida. Deberíamos instruirles, por precepto y ejemplo, que no vivimos para comer, sino que comemos para vivir. Debemos alentar en nuestros hijos el amor por la nobleza de la mente y un carácter puro y virtuoso. Para fortalecer en ellos las percepciones morales, el amor por las cosas espirituales, debemos reformar la forma de vivir, prescindir de la comida animal y usar granos, vegetales y frutas como artículos de comida.
Madres, ¿no hay un trabajo para que hagáis en vuestras familias? Podéis preguntar, ¿cómo podemos remediar los males que ya existen? ¿Cómo comenzaremos esta obra? Si carecéis de sabiduría, id a Dios, Él ha prometido dar generosamente. Orad mucho, y fervientemente, para la ayuda divina. No se puede seguir una norma igual en todos los casos. El ejercicio del juicio santificado es ahora necesario. No os apresuréis y agitéis, y acercaros a vuestros hijos con censura. Tal curso solo causaría rebelión en ellos. Deberías sentiros profundamente apenadas por cualquier camino equivocado que hayáis tomado, que pudo haber abierto una puerta para que Satanás guíe a vuestros hijos en sus tentaciones. Si no habéis instruido a vuestros hijos sobre la violación de las leyes de salud, la culpa recae sobre vosotras. Habéis descuidado un deber importante, cuyo resultado se puede ver en las prácticas incorrectas de vuestros hijos. Antes de involucrarse en la obra de enseñar a vuestros hijos la lección de autocontrol, vosotras debéis aprenderla por vosotras mismas. Si os agitáis fácilmente y os impacientáis, ¿cómo podéis parecer razonables a vuestros hijos, cuando les ordenáis que controlen sus pasiones? Debéis acercaros a vuestros niños descarriados con autodominio y sentimientos de la más profunda simpatía y compasión, y presentarles fielmente la obra segura de la ruina sobre sus cuerpos, si continúan el curso que han comenzado. Que a medida que debilitan lo físico y lo mental, así también la moral sentirá la decadencia, y que están pecando, no solo contra ellos mismos, sino contra Dios.
Debéis hacerles sentir, si es posible, que es Dios, el Dios puro y santo, contra quien han estado pecando; que el gran Buscador de corazones está disconforme con el camino de ellos; que nada está oculto de Él. Si podéis impresionar a vuestros hijos, para que ejerzan ese arrepentimiento que es aceptable a Dios, esa tristeza piadosa que produce el arrepentimiento para la Salvación, de la que no hay que arrepentirse, la obra será exitosa, y la reforma segura. Ellos no sentirán tristeza simplemente porque sus pecados son conocidos; sino que verán sus prácticas pecaminosas en su carácter agravado, y serán inducidos a confesarlas ante Dios, sin reservas, y las abandonarán. Sentirán pesar por su conducta equivocada, porque desagradaron a Dios, y pecaron contra Él, y deshonraron sus cuerpos delante de Aquel que los creó, y les ha exigido que presenten sus cuerpos como un sacrificio vivo, santo y aceptable para Él, que es su deber razonable.
“¡Qué! ¿No sabéis que vuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?? Porque comprados sois por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” (1ª Cor 6:19-20).
Debéis animar a vuestros hijos que un Dios misericordioso aceptará el verdadero arrepentimiento del corazón, y bendecirá sus esfuerzos para limpiarse de toda inmundicia de la carne y del espíritu. Cuando Satanás vea que está perdiendo el control de las mentes de sus hijos, los tentará con fuerza y tratará de obligarlos a continuar practicando este vicio embrujador. Pero con un propósito firme ellos deben resistir las tentaciones de Satanás de complacer las pasiones animales, porque es pecado contra Dios. No deberían aventurarse en terreno prohibido, donde Satanás puede reclamar el control sobre ellos. Si con humildad suplican a Dios por la pureza de pensamiento y una imaginación refinada y santificada, Él los escuchará y concederá sus peticiones. Dios no los dejará perecer en sus pecados, sino que ayudará a los débiles e indefensos, si se arrojan con fe sobre Él. Aquellos que han estado en la práctica de la indulgencia secreta hasta que hayan postrado la fuerza física y mental, tal vez nunca recuperen completamente del daño de la violación de las leyes de la naturaleza; pero su única salvación en este mundo, y el que está por venir, depende de una reforma completa. Cada desviación está haciendo que la recuperación sea más sin esperanza. Nadie debe desalentarse si no perciben una mejoría decidida en su salud después de que el hábito se ha interrumpido durante un período prolongado. Si no se han abusado demasiado las leyes de la naturaleza, ella continuará su proceso de restauración, aunque puede que no se realice de inmediato. Pero algunos han abusado tanto de la naturaleza, que esa no puede recuperarse del todo. Tales deben soportar mientras vivan, en mayor o menor grado, el resultado de la violación de las leyes de la naturaleza.
No incluimos a todos los jóvenes que son débiles como culpables de malos hábitos. Hay quienes son de mente pura y concienzudos, que son víctimas de diferentes causas sobre las cuales no tienen control.
La única seguridad confiable para nuestros hijos contra toda práctica viciosa, es buscar ser admitidos en el redil de Cristo y ser tomados bajo la vigilancia del fiel y verdadero Pastor. Él los salvará de todo mal y los guardará de todos los peligros, si ellos escuchan Su voz. Él dice: “Mis ovejas oyen Mi voz, y Me siguen” Juan 10:27. En Cristo encontrarán pastos, obtendrán fuerza y esperanza, y no se verán perturbados por anhelos inquietos por algo que desvíe la mente y satisfaga el corazón. Han encontrado la perla de gran precio, y la mente está en reposo pacífico. Sus placeres son de carácter puro, pacífico, elevado y celestial. No dejan reflejos dolorosos ni remordimientos. Tales placeres no perjudican la salud ni postran la mente, sino que son de naturaleza saludable.
La comunión con y el amor por Dios, la práctica de la santidad, la destrucción del pecado, son todos agradables. La lectura de la Palabra de Dios no fascinará a la imaginación e inflamará las pasiones, como un libro de cuentos ficticios, pero suaviza, alivia, eleva y santifica el corazón. Cuando están en problemas, cuando son atacados por feroces tentaciones, ellos tienen el privilegio de orar. ¡Qué privilegio exaltado! Seres finitos, de polvo y cenizas, admitidos a través de la mediación de Cristo, en la cámara de audiencia del Altísimo. En tales ejercicios, el alma es llevada a una cercanía sagrada con Dios, y se renueva en conocimiento y verdadera santidad, y se fortalece contra los asaltos del enemigo.
Un señor X profesaba ser un devoto seguidor de Cristo. Él estaba en muy débil salud. Nuestros sentimientos de simpatía fueron convocados en su favor. No podía mantener su cabeza firme. Sus ojos tenían una apariencia vidriosa, le temblaban las manos y, cuando caminaba, le temblaban las rodillas; se tambaleaba como un borracho, y con frecuencia parecía estar a punto de caerse. Era obligado a fijar sus ojos en un objeto que se encontraba a la distancia frente a él, y luego caminar hacia ese objeto. De este modo, ganaba fuerza suficiente para llegar al lugar que deseaba.
Su caso me fue mostrado en visión. Vi que estaba engañado con respecto a sí mismo, que no estaba a favor de Dios. Había practicado el abuso de sí mismo hasta que llegó a ser un simple naufragio de la humanidad. Este vicio me fue mostrado como siendo una abominación a los ojos de Dios. No importa cuán alta sea la profesión de una persona, aquellos que están dispuestos a ser empleados para satisfacer la lujuria de la carne, no pueden ser Cristianos. Como siervos de Cristo, su ocupación, sus meditaciones y placeres, deberían consistir en cosas más excelentes.
Muchos ignoran la pecaminosidad de estos hábitos y sus resultados seguros. Tales necesitan ser iluminados. Algunos que profesan ser seguidores de Cristo, saben que están pecando contra Dios y arruinando su salud, y sin embargo son esclavos de sus propias pasiones corruptas. Ellos sienten una culpa de conciencia y tienen cada vez menos inclinación a acercarse a Dios en oración secreta. Pueden mantener la forma de la religión, pero ser destituidos de la gracia de Dios en el corazón. No tienen ningún interés en Su servicio, no confían en Él, no viven para Su gloria, no se complacen en Sus Ordenanzas ni se deleitan en Él. El Primer Mandamiento requiere que cada ser vivo ame y sirva a Dios con toda su mente y fortaleza. Especialmente, los Cristianos profesos, deben comprender los principios de la obediencia aceptable a Dios.
¿Puede alguien esperar que Dios acepte una profesión, una forma, simplemente, mientras el corazón está retenido, y se niegan a obedecer Sus Mandamientos? Sacrifican la fuerza física y la razón sobre el altar de la lujuria, y ¿pueden pensar que Dios aceptará su distraído e imbécil servicio mientras continúan su camino equivocado? Esos son tan auto-asesinos como si apuntaran con una pistola a su propio pecho y destruyeran su vida instantáneamente. En el primer caso permanecen más tiempo, están más debilitados y destruyen gradualmente la fuerza vital de su cuerpo y las facultades mentales; sin embargo, la obra de la decadencia es segura. Mientras viven, maldicen a la Tierra con su influencia imbécil, son una piedra de tropiezo para los pecadores, y causan a sus amigos gran tristeza, y un peso inconmensurable de ansiedad y cuidado mientras marcan los signos de su decadencia, y tienen evidencia diaria de su intelecto deteriorado.
Tomar la vida de alguien al instante, no es un pecado mayor a la vista del Cielo, que destruirlo gradualmente, pero seguramente. Las personas que se atraen sobre ellos la corrupción segura, mediante el mal proceder, sufrirán la pena aquí, y sin un arrepentimiento completo, no serán admitidos en el Cielo después, al igual que el que destruye la vida al instante. La voluntad de Dios establece la conexión entre la causa y sus efectos. Las peores consecuencias son atribuidas a la menor violación de la Ley de Dios. Todos tratarán de evitar el resultado, pero no trabajarán para evitar la causa que produjo el efecto. La causa es incorrecta, el efecto correcto, para restringir al transgresor.
Los habitantes del Cielo son perfectos, porque la voluntad de Dios es su alegría y deleite supremo. Muchos aquí destruyen su propio confort, lesionan su salud y violan su buena conciencia, porque no cesarán de hacer el mal. Los mandatos para mortificar las obras del cuerpo, con sus afectos y lujurias, no tienen ningún efecto sobre ellos. Ellos profesan a Cristo, pero no son Sus seguidores, y nunca pueden serlo, hasta que cesen en sus malas acciones y trabajen las obras de justicia.
Las mujeres poseen menos fuerza vital que el otro sexo, y se ven privadas mucho del vigorizante y refrescador aire debido a su vida en el interior (de la casa). Los resultados del auto-abuso (la masturbación) en ellas se observan en diversas enfermedades, como catarro, hidropesía, dolor de cabeza, pérdida de la memoria y la vista, gran debilidad en la espalda y los lomos, afecciones de la columna vertebral, la cabeza a menudo se descompone internamente (enfermedad mental). Tumores cancerosos, que permanecerían inactivos en el organismo durante toda su vida, se inflaman y comienzan su actividad destructiva y devoradora. La mente a menudo está completamente arruinada, y la locura toma lugar.
Se me indicó Romanos 1:18-32, como una verdadera descripción del mundo antes de la segunda aparición de Cristo. La única esperanza para aquellos que practican hábitos viles, es abandonarlos para siempre, si dan algún valor a la salud aquí, y a la Salvación en el más allá. Cuando estos hábitos han sido practicados durante bastante tiempo, se requiere un esfuerzo decidido para resistir la tentación y rechazar la indulgencia corrupta. El Sr. X -mencionado antes-, había practicado estos hábitos tanto tiempo, que parecía haber perdido el control de sí mismo. Él era naturalmente un hombre inteligente, que poseía habilidades más que comunes. ¡Pero, cómo fueron sometidos por Satanás y consumidos en su altar, todos sus poderes de cuerpo y mente! Este hombre había ido tan lejos, como parecía haber sido dejado por Dios. Él iba al bosque y pasaba días y noches en ayuno y oración para poder vencer este gran pecado, pero luego regresaba a sus viejos hábitos. Dios no escuchó sus oraciones. Le pedía a Dios que hiciera por él, lo que él había podido hacer por sí mismo. Había prometido a Dios, una y otra vez, y tantas veces había roto sus votos, y se había entregado a su propia lujuria corrupta, hasta que Dios lo había dejado para obrar su propia ruina. Él ha muerto desde entonces. Fue un auto-asesino. La pureza del Cielo nunca será estropeada con su sociedad. Aquellos que se destruyen a sí mismos por sus propios actos nunca tendrán la vida eterna. Los que continuarán abusando de la salud y la vida que Dios les ha dado en este mundo, no harían un uso correcto de la salud y la vida inmortal si se les concediera en el Reino eterno de Dios.
La práctica de hábitos secretos destruye seguramente las fuerzas vitales del organismo. Toda innecesaria acción vital, será seguida por la depresión correspondiente. Entre los jóvenes, el capital vital, el cerebro, es tan severamente gravado a temprana edad, que hay una deficiencia y un gran agotamiento, lo que deja al cuerpo expuesto a enfermedades de diversos tipos. Pero la más común de estas es la consunción. Nadie puede vivir cuando sus energías vitales se agotan. Ellos deben morir. Dios odia todo lo impuro, y frunce el ceño contra todos los que se entregan a una decadencia gradual y segura.
“¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.” 1ª Cor 3:16-17.
Aquellos que corrompen sus propios cuerpos no pueden disfrutar del favor de Dios, hasta que se arrepientan sinceramente, hagan una reforma completa, y busquen perfecta santidad en el temor del Señor. Ninguno puede ser Cristiano y disfrutar de hábitos que debilitan el organismo y llevar a un estado de postración de las fuerzas vitales, que terminan en un completo naufragio de seres formados a la imagen de Dios. Esta contaminación moral ciertamente traerá su recompensa. La causa debe traer los resultados. Aquellos que profesan ser discípulos de Cristo deben ser elevados en todos sus pensamientos y actos, y deben darse cuenta de que son aptos para la inmortalidad, y que, si serán salvos, deben ser sin mancha, o arruga, o algo parecido. Su carácter Cristiano debe ser sin mancha, o serán declarados no aptos para ser llevados a un Cielo santo, para habitar con seres puros y sin pecado en el Reino eterno de Dios.
Es la obra especial de Satanás en estos últimos días tomar posesión de las mentes de los jóvenes, corromper sus pensamientos e inflamar sus pasiones, sabiendo que al hacerlo así, los puede llevar a la contaminación moral, y luego, todas las nobles facultades de la mente se degradarán, y él podrá controlarlos para satisfacer sus propios propósitos. Todos (los seres humanos) son agentes morales libres. Y como tales, deben llevar sus pensamientos a correr en el canal correcto. Sus meditaciones deberían ser de esa naturaleza que elevarán sus mentes y harán de Jesús y del Cielo los temas de sus pensamientos. Aquí hay un amplio campo en el que la mente puede obrar de forma segura. Si Satanás trata de desviar la mente de esto a cosas bajas y sensuales, traedla nuevamente y fijadla en cosas eternas; y cuando el Señor vea el esfuerzo decidido para retener solo pensamientos puros, atraerá la mente, como el imán, y purificará los pensamientos, y os permitirá purificaros de cada pecado secreto. “Derribando imaginaciones y toda altivez que se levanta a sí misma contra el conocimiento de Dios, y trayendo en cautividad todo pensamiento a la obediencia de Cristo” 2ª Cor 10:5. El primer trabajo para quienes se reformarían, es purificar la imaginación. Si la mente es conducida en una dirección perversa, debe ser contenida para descansar únicamente sobre sujetos puros y elevados. Cuando sois tentados a ceder a una imaginación corrupta, entonces huid al Trono de gracia y orad para obtener fortaleza del Cielo. En la fuerza de Dios, la imaginación puede ser obligada a detenerse en las cosas que son puras y celestiales.
Algunos jóvenes que tienen conocimiento de las viles prácticas del mundo, buscan despertar la curiosidad de otras mentes inquisitivas, e impartirles ese conocimiento secreto cuya ignorancia significa felicidad. No están contentos con practicar ellos solos el vicio que han aprendido. El Diablo los apresura, para susurrar sus malas comunicaciones a otras mentes, para corromper sus buenos modales. Y a menos que los jóvenes se hayan establecido principios religiosos, serán corrompidos. Una pesada pena recaerá sobre aquellos que permitieron a Satanás usarlos como médiums para descarriar y corromper las mentes de otros. Una gran maldición fue puesta sobre la serpiente en Edén, porque él fue el médium que Satanás usó para tentar a nuestros primeros padres a transgredir. Y cualquiera que se rinda para subvertir a otros, una gran maldición de Dios los seguirá. Y aunque aquellos que se dejan desviar y aprenden malos hábitos, sufrirán por su pecado, sin embargo, los culpables de instruirlos también sufrirán por sus propios pecados y los pecados que llevaron a otros a cometer. Sería mejor para ellos si nunca hubieran nacido.
Aquellos que tienen esa sabiduría que es de Dios, deben volverse necios en el conocimiento pecaminoso de esta era, para ser sabios. Deben cerrar los ojos, para que puedan comprender y no aprender el mal. Deben cerrar sus oídos para no oír lo que es malo, y obtener ese conocimiento que mancharía su pureza de pensamientos y actos; y deben guardar sus lenguas para que no emitan comunicaciones corruptas, y se descubra astucia en sus bocas.
Todos son responsables de sus acciones mientras están en este mundo en libertad condicional. Todos tienen el poder de controlar sus acciones, si así lo desean. Si son débiles en virtud y pureza de pensamientos y actos, pueden obtener ayuda del Amigo de los indefensos. Jesús está familiarizado con todas las debilidades de la naturaleza humana, y si se le pide, Él dará fuerza para vencer las tentaciones más poderosas. Todos pueden obtener esta fortaleza si la buscan con humildad. Jesús les da a todos los que son cargados y repletos de pecado una bendita invitación de venir a Él, el Amigo del pecador. “Venid a Mí todos los que estáis trabajados y cargados, y Yo os haré descansar. Llevad Mi yugo sobre vosotros, y aprended de Mí, que Yo soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque Mi yugo es fácil, y ligera Mi carga.” Mat 11:28-30.
Aquí, los más inquisitivos pueden aprender con seguridad en la escuela de Cristo lo que probará por su bien presente y eterno. El inquieto e insatisfecho encontrará aquí descanso. Con sus pensamientos y afectos centrados en Cristo, obtendrán la verdadera sabiduría, que les valdrá más que los tesoros terrenales más ricos.
Muchos profesos Cristianos no trabajan con perseverancia. Hacen muy poco esfuerzo, y no están listos y dispuestos a negarse a sí mismos. La oración de los Cristianos practicantes será, “que sean llenos del conocimiento de Su voluntad en toda sabiduría y entendimiento espiritual; para andar como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios; Fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de Su gloria, para toda paciencia y longanimidad con gozo”; en Quien están escondidos todos los tesoros de sabiduría y conocimiento Col 1:9-11; 2:3.
Aquí está el verdadero conocimiento que debería ser deseado y poseído por cada Cristiano. Este conocimiento no conducirá a la impiedad. No destruirá el organismo ni traerá una nube sombría sobre la mente; pero impartirá alegrías sustanciales y verdadera felicidad. Esta sabiduría es divina y fluye incesantemente de una fuente pura que da paz, alegría y salud.
Incluso muchos Cristianos profesos parecen no tener ningún deseo ferviente de este conocimiento celestial, y permanecen en voluntaria ignorancia de esta gracia divina que tienen el privilegio de obtener. La única seguridad para los jóvenes es buscar esta sabiduría preciosa que seguramente destruirá todo deseo de conocimiento corrupto. Y cuando hayan adquirido un gusto por las alegrías puras, tranquilas y satisfactorias de fe y santidad, cada sentimiento de su ser se elevará en aborrecimiento de los placeres corruptos. Todos pueden elegir la vida si lo desean. Pueden resistir el pecado, disfrutar los caminos de la justicia y la verdadera santidad, y ser recompensados con la vida eterna en el Reino eterno de Dios. Si eligen corromper sus caminos ante el Señor, profanar sus propios cuerpos y cometer auto-asesinatos, pueden hacerlo también; pero deben recordar que el Juicio Investigador estará en marcha, y los Libros estarán abiertos, y serán juzgados por las cosas que están escritas en los Libros, conforme a sus obras. Qué registro temeroso y manchado se abrirá ante ellos, de sus pensamientos secretos y actos viles. Se pronuncia una sentencia sobre ellos, y son excluidos de la Ciudad de Dios, con los impíos, y perecen miserablemente con los malvados.
Ahora es el momento de la preparación. Nadie necesita esperar que Dios haga el trabajo de prepararlos y hacerlos aptos para el Cielo, sin sus esfuerzos. Les corresponde a ellos realizar las obras de rectitud y aglomerar todo lo correcto que pueden, en el poco espacio de tiempo que se les haya asignado antes de que se cierre el tiempo de gracia, para que puedan tener un registro limpio en el Cielo.
Amén!

en Burgos,
06.01.2018