domingo, 7 de enero de 2018

Escuelas-Hogar


Escuelas Hogar
(Home Schools)
By Ellen White
The Review and Herlad May 6, 1909 

Traducido por Claudio Popa y el Ministerio Misionero HispaTraducción

Según se establecerán en el futuro escuelas-iglesia, hay una clase de trabajo que se debe hacer en conexión con ellas, que no se hizo en el pasado. Todos los que puedan deben tener los privilegios de una escuela-iglesia en casa (en el hogar). Sería bueno si varias familias en un vecindario se unieran para emplear (pagar) a un maestro humilde y temeroso de Dios para darles a los padres la ayuda que se necesita para educar a sus hijos. Esta será una gran ventaja, y un plan más agradable para el Señor que el que se ha seguido en gran medida sacando a los jóvenes de sus hogares para asistir a una de nuestras escuelas más grandes. Los miembros de la Iglesia, uniéndose, podrían erigir un edificio barato, y asegurar un maestro sabio para hacerse cargo de la escuela local.
Nuestras iglesias pequeñas son necesarias. Y los niños son necesarios en sus hogares, donde pueden ayudar a sus padres cuando terminan las horas de estudio. El hogar Cristiano es el mejor lugar para los niños pequeños; porque aquí pueden beneficiar de la disciplina de los padres que está conforme con la orden del Señor. Dios quiere que consideremos estas cosas en toda su importancia sagrada. Es el precioso privilegio de los maestros y padres cooperar para enseñar a los niños a beber en la alegría de la vida de Cristo aprendiendo a seguir Su ejemplo. Los primeros años del Salvador fueron años útiles. Él era el ayudante de Su madre en el hogar; y estaba cumpliendo Su comisión al ejecutar los deberes del hogar, y trabajando en el banquillo del carpintero, al igual como cuando se comprometió en Su obra pública de Ministerio.
No se requiere que todos los jóvenes salgan apresuradamente de sus responsabilidades hogareñas a seminarios o escuelas superiores para alcanzar el peldaño más alto de la escalera. Debe recordarse que en el hogar generalmente hay niños pequeños a quienes se les debe instruir. El anciano debería tratar de ayudar a los más jóvenes. Que los miembros mayores de la familia consideren que esta parte de la viña del Señor necesita ser cultivada, y resuelvan ofrecer sus mejores capacidades para hacer que su hogar sea atractivo y de tratar pacientemente con las mentes más jóvenes.
Hay jóvenes en nuestros hogares a quienes el Señor ha calificado para dar el conocimiento que tienen a los demás. Que estos se esfuercen por mantener las lecciones espirituales frescas en la mente, para que puedan impartir el conocimiento que han adquirido. Si estos miembros mayores de la familia se convirtieran en aprendices con los niños, se sugerirán nuevas ideas, y las horas de estudio serían un momento de placer decidido y de beneficio.
Los tiernos años de la infancia son años de responsabilidad sagrada para padres y madres. Los padres tienen un deber sagrado de rendir al enseñar a sus hijos y ayudarles a soportar las cargas del hogar, a contentarse con alimentos sencillos y simples y con vestidos limpios y baratos. Los requisitos del padre siempre deben ser razonables; la bondad debe ser expresada, no por indulgencia tonta, sino por una dirección sabia. Los padres deben enseñarles a sus hijos de manera agradable, sin regañarlos ni encontrarles fallos, y tratar de atarles los corazones de los más pequeños con los sedosos cordones del amor. Que todos, padres y madres, maestros, hermanos mayores, se conviertan en una fuerza educativa para mantener todos los intereses espirituales y crear una atmósfera sana en el hogar y la vida escolar que capacitará a los niños más pequeños en la educación y admonición del Señor.
Nuestros hijos son propiedad del Señor; han sido comprados con un precio. Este pensamiento debería ser el motivo principal de nuestro trabajo para ellos. Los métodos más exitosos para asegurar su Salvación y mantenerlos fuera del camino de la tentación, es instruirlos constantemente en la Palabra de Dios. Y a medida que los padres se convierten en aprendices con sus hijos, encontrarán su propio crecimiento en un conocimiento de la verdad, más rápido. La incredulidad desaparecerá; la fe y la actividad aumentarán; la seguridad y la confianza se profundizarán a medida que avancen para conocer al Señor. Sus oraciones experimentarán una transformación, convirtiéndose en fervientes y sinceras. Cristo es la Cabeza de Su Iglesia, la dependencia de Su pueblo; Él dará la gracia necesaria a aquellos que lo buscan para sabiduría e instrucción.
Hablo a los padres y madres: vosotros podéis ser educadores en vuestras iglesias-hogar; podéis ser agencias misioneras espirituales. Que los padres y las madres sientan la necesidad de ser misioneros, la necesidad de mantener la atmósfera hogareña libre de la influencia del discurso cruel y apresurado, y la escuela-hogar un lugar donde los ángeles de Dios puedan venir y bendecir y dar éxito a los esfuerzos practicados.
Que los padres se unan para proporcionar un lugar para la instrucción diaria de sus hijos, eligiendo como maestro a alguien que sea apto para enseñar, y que, como siervo consagrado de Cristo, aumentará su conocimiento al impartir instrucción. El maestro que se ha consagrado al servicio de Dios podrá realizar un trabajo definido en el servicio misionar e instruirá a los niños en la misma línea. Que padres y madres cooperen con el maestro, trabajando arduamente por la Salvación de sus hijos. Si los padres se darán cuenta de la importancia de estos pequeños centros de educación, cooperando para hacer la obra que el Señor desea que se haga en este momento, los planes del enemigo para nuestros hijos se verán frustrados.
“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. Proverbios 22:6.
Los niños a veces se sienten tentados a irritarse bajo restricción; pero en la vida por venir ellos bendecirán a sus padres por el cuidado fiel y la estricta vigilancia que los guardó y guió en sus años de inexperiencia.

en burgos,
07.01.2018

El Vicio Secreto y la Perversión Sexual (2)

La revista francesa Cadeaux (regalos) emplea niñas de 8-10 años para promover la perversidad sexual infantil.



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UN LLAMADO A LAS MADRES EN RELACIÓN
CON LA GRAN CAUSA DE LA RUINA FÍSICA,
MENTAL Y ESPIRITUAL DE MUCHOS DE
LOS NIÑOS DE NUESTRO TIEMPO

por ELLEN WHITE

Traducido por Claudio Popa y el Ministerio Misionero HispaTraducción
Continuación
Me fue presentado el estado de nuestro mundo, y mi atención fue especialmente llamada a los jóvenes de nuestro tiempo. Dondequiera que miraba, veía imbecilidad, formas enanas, miembros lisiados, cabezas torcidas y deformidades de todas las descripciones. Los pecados y crímenes, y la violación de las leyes de la naturaleza, se me mostraron como causas de esta acumulación de aflicción y sufrimiento humano. Vi tal degradación y prácticas viles, tal desafío a Dios, y escuché tales palabras de blasfemia, que mi alma enfermó. Según lo que me fue mostrado, una gran parte de la juventud que vive hoy, no valen nada. Los hábitos corruptos están desperdiciando sus energías y provocando enfermedades repugnantes y complicadas. Los padres ignorantes probarán la habilidad de un médico tras otro, que recetan medicamentos, cuando generalmente ellos conocen la causa real de la salud que falla, pero por temor a ofender y perder sus honorarios, guardan silencio, cuando como médicos fieles deben exponer la causa real. Sus drogas solo agregan una segunda gran carga para la naturaleza abusada, para luchar contra ella, que a menudo se descompone en sus esfuerzos, y la víctima muere. Y los amigos consideran la muerte como una dispensación misteriosa de la providencia, cuando la parte más misteriosa del asunto es que la naturaleza aguantó tanto como lo pudo, con sus leyes violadas. La salud, la razón y la vida fueron sacrificadas a los deseos depravados.
Se me ha mostrado que los niños que practican la autocomplacencia (la perversión sexual) antes de la pubertad, o en el período de fusión con la edad adulta y la feminidad, deben pagar la pena por las leyes violadas de la naturaleza en ese período crítico.
Muchos se hunden en una tumba temprana, mientras que otros tienen suficiente fuerza de constitución para pasar esta prueba. Si la práctica se continúa desde los quince años en adelante, la naturaleza protestará contra el abuso que ha sufrido y seguirá sufriendo, y les hará pagar el castigo por la transgresión de sus leyes, especialmente entre los treinta y los cuarenta cinco años, mediante numerosos dolores en el organismo y varias enfermedades como, afección del hígado y los pulmones, neuralgia, reumatismo, afección de la columna vertebral, riñones enfermos y tumores cancerosos. Algunas de las finas maquinarias de la naturaleza ceden, dejando una tarea más pesada para el resto, lo que desordena la buena disposición del cuerpo, y con frecuencia se produce una ruptura repentina de la constitución, y el resultado es la muerte.
Madres, dad a vuestros hijos lo suficiente para hacer. Si se cansarán, eso no dañará la salud. Hay una gran diferencia entre cansancio y agotamiento. La indolencia no será favorable para la salud física, mental o moral, sino que abrirá la puerta e invitará a Satanás a entrar, oportunidad que él aprovechará para atraer a los jóvenes en sus trampas. Mediante la indolencia, no solo se debilita la fuerza moral y aumenta el impulso de la pasión, sino que los ángeles de Satanás toman posesión de toda la ciudadela de la mente y obligan a la conciencia a rendirse a las pasiones viles. Debemos enseñar a nuestros hijos los hábitos de la industria paciente. Deberíamos tener cuidado de no ser demasiado indulgentes. Cuando se encuentran con dificultades en su trabajo, debemos ayudarlos a superarlo, en lugar de llevarlo nosotros a cabo. Puede ser más fácil para nosotros en este momento hacer lo último, pero no podemos así enseñar una lección útil y valiosa a nuestros hijos sobre la autoconfianza, y estamos entonces preparando el camino para aumentar enormemente nuestras preocupaciones al final. Debemos despertar en nuestros hijos principios generosos y nobles, y exhortarlos a realizar esfuerzos activos, lo que los protegerá de una multitud de tentaciones y hará que sus vidas sean más felices.
Mis hermanas, como madres, somos responsables en gran medida de la salud física, mental y moral de nuestros hijos. Podemos hacer mucho al enseñarles hábitos correctos de vida. Podemos mostrarles, mediante nuestro ejemplo, que tomamos muy en serio la salud y que no deben violar sus leyes. No deberíamos hacer una práctica en colocar sobre nuestras mesas comida que dañe la salud de nuestros niños. Nuestra comida debe prepararse sin especias (condimentos picantes). Picadillos, pasteles, conservas y alimentos condimentados, con salsas, crean una condición febril en el sistema e inflaman las pasiones animales. Debemos enseñar a nuestros hijos a practicar hábitos de sacrificio personal, que la gran batalla de la vida es consigo mismo, enseñarles restringir las pasiones y someterlas a las facultades mentales y morales.
Mis hermanas, os suplico pasar menos tiempo en la cocina, desgastando la fuerza que Dios os ha dado para usarla con un fin mejor, a preparar comida para tentar el apetito. Una dieta sencilla y nutritiva no requerirá una gran cantidad de trabajo. Deberíamos dedicar más tiempo a la oración humilde y ferviente a Dios, a la sabiduría para educar a nuestros hijos en el cuidado y la amonestación del Señor, que en la cocina. La salud de la mente depende de la salud del cuerpo. Como padres Cristianos, estamos obligados a enseñar a nuestros hijos en referencia a las leyes de la vida. Deberíamos instruirles, por precepto y ejemplo, que no vivimos para comer, sino que comemos para vivir. Debemos alentar en nuestros hijos el amor por la nobleza de la mente y un carácter puro y virtuoso. Para fortalecer en ellos las percepciones morales, el amor por las cosas espirituales, debemos reformar la forma de vivir, prescindir de la comida animal y usar granos, vegetales y frutas como artículos de comida.
Madres, ¿no hay un trabajo para que hagáis en vuestras familias? Podéis preguntar, ¿cómo podemos remediar los males que ya existen? ¿Cómo comenzaremos esta obra? Si carecéis de sabiduría, id a Dios, Él ha prometido dar generosamente. Orad mucho, y fervientemente, para la ayuda divina. No se puede seguir una norma igual en todos los casos. El ejercicio del juicio santificado es ahora necesario. No os apresuréis y agitéis, y acercaros a vuestros hijos con censura. Tal curso solo causaría rebelión en ellos. Deberías sentiros profundamente apenadas por cualquier camino equivocado que hayáis tomado, que pudo haber abierto una puerta para que Satanás guíe a vuestros hijos en sus tentaciones. Si no habéis instruido a vuestros hijos sobre la violación de las leyes de salud, la culpa recae sobre vosotras. Habéis descuidado un deber importante, cuyo resultado se puede ver en las prácticas incorrectas de vuestros hijos. Antes de involucrarse en la obra de enseñar a vuestros hijos la lección de autocontrol, vosotras debéis aprenderla por vosotras mismas. Si os agitáis fácilmente y os impacientáis, ¿cómo podéis parecer razonables a vuestros hijos, cuando les ordenáis que controlen sus pasiones? Debéis acercaros a vuestros niños descarriados con autodominio y sentimientos de la más profunda simpatía y compasión, y presentarles fielmente la obra segura de la ruina sobre sus cuerpos, si continúan el curso que han comenzado. Que a medida que debilitan lo físico y lo mental, así también la moral sentirá la decadencia, y que están pecando, no solo contra ellos mismos, sino contra Dios.
Debéis hacerles sentir, si es posible, que es Dios, el Dios puro y santo, contra quien han estado pecando; que el gran Buscador de corazones está disconforme con el camino de ellos; que nada está oculto de Él. Si podéis impresionar a vuestros hijos, para que ejerzan ese arrepentimiento que es aceptable a Dios, esa tristeza piadosa que produce el arrepentimiento para la Salvación, de la que no hay que arrepentirse, la obra será exitosa, y la reforma segura. Ellos no sentirán tristeza simplemente porque sus pecados son conocidos; sino que verán sus prácticas pecaminosas en su carácter agravado, y serán inducidos a confesarlas ante Dios, sin reservas, y las abandonarán. Sentirán pesar por su conducta equivocada, porque desagradaron a Dios, y pecaron contra Él, y deshonraron sus cuerpos delante de Aquel que los creó, y les ha exigido que presenten sus cuerpos como un sacrificio vivo, santo y aceptable para Él, que es su deber razonable.
“¡Qué! ¿No sabéis que vuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?? Porque comprados sois por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” (1ª Cor 6:19-20).
Debéis animar a vuestros hijos que un Dios misericordioso aceptará el verdadero arrepentimiento del corazón, y bendecirá sus esfuerzos para limpiarse de toda inmundicia de la carne y del espíritu. Cuando Satanás vea que está perdiendo el control de las mentes de sus hijos, los tentará con fuerza y tratará de obligarlos a continuar practicando este vicio embrujador. Pero con un propósito firme ellos deben resistir las tentaciones de Satanás de complacer las pasiones animales, porque es pecado contra Dios. No deberían aventurarse en terreno prohibido, donde Satanás puede reclamar el control sobre ellos. Si con humildad suplican a Dios por la pureza de pensamiento y una imaginación refinada y santificada, Él los escuchará y concederá sus peticiones. Dios no los dejará perecer en sus pecados, sino que ayudará a los débiles e indefensos, si se arrojan con fe sobre Él. Aquellos que han estado en la práctica de la indulgencia secreta hasta que hayan postrado la fuerza física y mental, tal vez nunca recuperen completamente del daño de la violación de las leyes de la naturaleza; pero su única salvación en este mundo, y el que está por venir, depende de una reforma completa. Cada desviación está haciendo que la recuperación sea más sin esperanza. Nadie debe desalentarse si no perciben una mejoría decidida en su salud después de que el hábito se ha interrumpido durante un período prolongado. Si no se han abusado demasiado las leyes de la naturaleza, ella continuará su proceso de restauración, aunque puede que no se realice de inmediato. Pero algunos han abusado tanto de la naturaleza, que esa no puede recuperarse del todo. Tales deben soportar mientras vivan, en mayor o menor grado, el resultado de la violación de las leyes de la naturaleza.
No incluimos a todos los jóvenes que son débiles como culpables de malos hábitos. Hay quienes son de mente pura y concienzudos, que son víctimas de diferentes causas sobre las cuales no tienen control.
La única seguridad confiable para nuestros hijos contra toda práctica viciosa, es buscar ser admitidos en el redil de Cristo y ser tomados bajo la vigilancia del fiel y verdadero Pastor. Él los salvará de todo mal y los guardará de todos los peligros, si ellos escuchan Su voz. Él dice: “Mis ovejas oyen Mi voz, y Me siguen” Juan 10:27. En Cristo encontrarán pastos, obtendrán fuerza y esperanza, y no se verán perturbados por anhelos inquietos por algo que desvíe la mente y satisfaga el corazón. Han encontrado la perla de gran precio, y la mente está en reposo pacífico. Sus placeres son de carácter puro, pacífico, elevado y celestial. No dejan reflejos dolorosos ni remordimientos. Tales placeres no perjudican la salud ni postran la mente, sino que son de naturaleza saludable.
La comunión con y el amor por Dios, la práctica de la santidad, la destrucción del pecado, son todos agradables. La lectura de la Palabra de Dios no fascinará a la imaginación e inflamará las pasiones, como un libro de cuentos ficticios, pero suaviza, alivia, eleva y santifica el corazón. Cuando están en problemas, cuando son atacados por feroces tentaciones, ellos tienen el privilegio de orar. ¡Qué privilegio exaltado! Seres finitos, de polvo y cenizas, admitidos a través de la mediación de Cristo, en la cámara de audiencia del Altísimo. En tales ejercicios, el alma es llevada a una cercanía sagrada con Dios, y se renueva en conocimiento y verdadera santidad, y se fortalece contra los asaltos del enemigo.
Un señor X profesaba ser un devoto seguidor de Cristo. Él estaba en muy débil salud. Nuestros sentimientos de simpatía fueron convocados en su favor. No podía mantener su cabeza firme. Sus ojos tenían una apariencia vidriosa, le temblaban las manos y, cuando caminaba, le temblaban las rodillas; se tambaleaba como un borracho, y con frecuencia parecía estar a punto de caerse. Era obligado a fijar sus ojos en un objeto que se encontraba a la distancia frente a él, y luego caminar hacia ese objeto. De este modo, ganaba fuerza suficiente para llegar al lugar que deseaba.
Su caso me fue mostrado en visión. Vi que estaba engañado con respecto a sí mismo, que no estaba a favor de Dios. Había practicado el abuso de sí mismo hasta que llegó a ser un simple naufragio de la humanidad. Este vicio me fue mostrado como siendo una abominación a los ojos de Dios. No importa cuán alta sea la profesión de una persona, aquellos que están dispuestos a ser empleados para satisfacer la lujuria de la carne, no pueden ser Cristianos. Como siervos de Cristo, su ocupación, sus meditaciones y placeres, deberían consistir en cosas más excelentes.
Muchos ignoran la pecaminosidad de estos hábitos y sus resultados seguros. Tales necesitan ser iluminados. Algunos que profesan ser seguidores de Cristo, saben que están pecando contra Dios y arruinando su salud, y sin embargo son esclavos de sus propias pasiones corruptas. Ellos sienten una culpa de conciencia y tienen cada vez menos inclinación a acercarse a Dios en oración secreta. Pueden mantener la forma de la religión, pero ser destituidos de la gracia de Dios en el corazón. No tienen ningún interés en Su servicio, no confían en Él, no viven para Su gloria, no se complacen en Sus Ordenanzas ni se deleitan en Él. El Primer Mandamiento requiere que cada ser vivo ame y sirva a Dios con toda su mente y fortaleza. Especialmente, los Cristianos profesos, deben comprender los principios de la obediencia aceptable a Dios.
¿Puede alguien esperar que Dios acepte una profesión, una forma, simplemente, mientras el corazón está retenido, y se niegan a obedecer Sus Mandamientos? Sacrifican la fuerza física y la razón sobre el altar de la lujuria, y ¿pueden pensar que Dios aceptará su distraído e imbécil servicio mientras continúan su camino equivocado? Esos son tan auto-asesinos como si apuntaran con una pistola a su propio pecho y destruyeran su vida instantáneamente. En el primer caso permanecen más tiempo, están más debilitados y destruyen gradualmente la fuerza vital de su cuerpo y las facultades mentales; sin embargo, la obra de la decadencia es segura. Mientras viven, maldicen a la Tierra con su influencia imbécil, son una piedra de tropiezo para los pecadores, y causan a sus amigos gran tristeza, y un peso inconmensurable de ansiedad y cuidado mientras marcan los signos de su decadencia, y tienen evidencia diaria de su intelecto deteriorado.
Tomar la vida de alguien al instante, no es un pecado mayor a la vista del Cielo, que destruirlo gradualmente, pero seguramente. Las personas que se atraen sobre ellos la corrupción segura, mediante el mal proceder, sufrirán la pena aquí, y sin un arrepentimiento completo, no serán admitidos en el Cielo después, al igual que el que destruye la vida al instante. La voluntad de Dios establece la conexión entre la causa y sus efectos. Las peores consecuencias son atribuidas a la menor violación de la Ley de Dios. Todos tratarán de evitar el resultado, pero no trabajarán para evitar la causa que produjo el efecto. La causa es incorrecta, el efecto correcto, para restringir al transgresor.
Los habitantes del Cielo son perfectos, porque la voluntad de Dios es su alegría y deleite supremo. Muchos aquí destruyen su propio confort, lesionan su salud y violan su buena conciencia, porque no cesarán de hacer el mal. Los mandatos para mortificar las obras del cuerpo, con sus afectos y lujurias, no tienen ningún efecto sobre ellos. Ellos profesan a Cristo, pero no son Sus seguidores, y nunca pueden serlo, hasta que cesen en sus malas acciones y trabajen las obras de justicia.
Las mujeres poseen menos fuerza vital que el otro sexo, y se ven privadas mucho del vigorizante y refrescador aire debido a su vida en el interior (de la casa). Los resultados del auto-abuso (la masturbación) en ellas se observan en diversas enfermedades, como catarro, hidropesía, dolor de cabeza, pérdida de la memoria y la vista, gran debilidad en la espalda y los lomos, afecciones de la columna vertebral, la cabeza a menudo se descompone internamente (enfermedad mental). Tumores cancerosos, que permanecerían inactivos en el organismo durante toda su vida, se inflaman y comienzan su actividad destructiva y devoradora. La mente a menudo está completamente arruinada, y la locura toma lugar.
Se me indicó Romanos 1:18-32, como una verdadera descripción del mundo antes de la segunda aparición de Cristo. La única esperanza para aquellos que practican hábitos viles, es abandonarlos para siempre, si dan algún valor a la salud aquí, y a la Salvación en el más allá. Cuando estos hábitos han sido practicados durante bastante tiempo, se requiere un esfuerzo decidido para resistir la tentación y rechazar la indulgencia corrupta. El Sr. X -mencionado antes-, había practicado estos hábitos tanto tiempo, que parecía haber perdido el control de sí mismo. Él era naturalmente un hombre inteligente, que poseía habilidades más que comunes. ¡Pero, cómo fueron sometidos por Satanás y consumidos en su altar, todos sus poderes de cuerpo y mente! Este hombre había ido tan lejos, como parecía haber sido dejado por Dios. Él iba al bosque y pasaba días y noches en ayuno y oración para poder vencer este gran pecado, pero luego regresaba a sus viejos hábitos. Dios no escuchó sus oraciones. Le pedía a Dios que hiciera por él, lo que él había podido hacer por sí mismo. Había prometido a Dios, una y otra vez, y tantas veces había roto sus votos, y se había entregado a su propia lujuria corrupta, hasta que Dios lo había dejado para obrar su propia ruina. Él ha muerto desde entonces. Fue un auto-asesino. La pureza del Cielo nunca será estropeada con su sociedad. Aquellos que se destruyen a sí mismos por sus propios actos nunca tendrán la vida eterna. Los que continuarán abusando de la salud y la vida que Dios les ha dado en este mundo, no harían un uso correcto de la salud y la vida inmortal si se les concediera en el Reino eterno de Dios.
La práctica de hábitos secretos destruye seguramente las fuerzas vitales del organismo. Toda innecesaria acción vital, será seguida por la depresión correspondiente. Entre los jóvenes, el capital vital, el cerebro, es tan severamente gravado a temprana edad, que hay una deficiencia y un gran agotamiento, lo que deja al cuerpo expuesto a enfermedades de diversos tipos. Pero la más común de estas es la consunción. Nadie puede vivir cuando sus energías vitales se agotan. Ellos deben morir. Dios odia todo lo impuro, y frunce el ceño contra todos los que se entregan a una decadencia gradual y segura.
“¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.” 1ª Cor 3:16-17.
Aquellos que corrompen sus propios cuerpos no pueden disfrutar del favor de Dios, hasta que se arrepientan sinceramente, hagan una reforma completa, y busquen perfecta santidad en el temor del Señor. Ninguno puede ser Cristiano y disfrutar de hábitos que debilitan el organismo y llevar a un estado de postración de las fuerzas vitales, que terminan en un completo naufragio de seres formados a la imagen de Dios. Esta contaminación moral ciertamente traerá su recompensa. La causa debe traer los resultados. Aquellos que profesan ser discípulos de Cristo deben ser elevados en todos sus pensamientos y actos, y deben darse cuenta de que son aptos para la inmortalidad, y que, si serán salvos, deben ser sin mancha, o arruga, o algo parecido. Su carácter Cristiano debe ser sin mancha, o serán declarados no aptos para ser llevados a un Cielo santo, para habitar con seres puros y sin pecado en el Reino eterno de Dios.
Es la obra especial de Satanás en estos últimos días tomar posesión de las mentes de los jóvenes, corromper sus pensamientos e inflamar sus pasiones, sabiendo que al hacerlo así, los puede llevar a la contaminación moral, y luego, todas las nobles facultades de la mente se degradarán, y él podrá controlarlos para satisfacer sus propios propósitos. Todos (los seres humanos) son agentes morales libres. Y como tales, deben llevar sus pensamientos a correr en el canal correcto. Sus meditaciones deberían ser de esa naturaleza que elevarán sus mentes y harán de Jesús y del Cielo los temas de sus pensamientos. Aquí hay un amplio campo en el que la mente puede obrar de forma segura. Si Satanás trata de desviar la mente de esto a cosas bajas y sensuales, traedla nuevamente y fijadla en cosas eternas; y cuando el Señor vea el esfuerzo decidido para retener solo pensamientos puros, atraerá la mente, como el imán, y purificará los pensamientos, y os permitirá purificaros de cada pecado secreto. “Derribando imaginaciones y toda altivez que se levanta a sí misma contra el conocimiento de Dios, y trayendo en cautividad todo pensamiento a la obediencia de Cristo” 2ª Cor 10:5. El primer trabajo para quienes se reformarían, es purificar la imaginación. Si la mente es conducida en una dirección perversa, debe ser contenida para descansar únicamente sobre sujetos puros y elevados. Cuando sois tentados a ceder a una imaginación corrupta, entonces huid al Trono de gracia y orad para obtener fortaleza del Cielo. En la fuerza de Dios, la imaginación puede ser obligada a detenerse en las cosas que son puras y celestiales.
Algunos jóvenes que tienen conocimiento de las viles prácticas del mundo, buscan despertar la curiosidad de otras mentes inquisitivas, e impartirles ese conocimiento secreto cuya ignorancia significa felicidad. No están contentos con practicar ellos solos el vicio que han aprendido. El Diablo los apresura, para susurrar sus malas comunicaciones a otras mentes, para corromper sus buenos modales. Y a menos que los jóvenes se hayan establecido principios religiosos, serán corrompidos. Una pesada pena recaerá sobre aquellos que permitieron a Satanás usarlos como médiums para descarriar y corromper las mentes de otros. Una gran maldición fue puesta sobre la serpiente en Edén, porque él fue el médium que Satanás usó para tentar a nuestros primeros padres a transgredir. Y cualquiera que se rinda para subvertir a otros, una gran maldición de Dios los seguirá. Y aunque aquellos que se dejan desviar y aprenden malos hábitos, sufrirán por su pecado, sin embargo, los culpables de instruirlos también sufrirán por sus propios pecados y los pecados que llevaron a otros a cometer. Sería mejor para ellos si nunca hubieran nacido.
Aquellos que tienen esa sabiduría que es de Dios, deben volverse necios en el conocimiento pecaminoso de esta era, para ser sabios. Deben cerrar los ojos, para que puedan comprender y no aprender el mal. Deben cerrar sus oídos para no oír lo que es malo, y obtener ese conocimiento que mancharía su pureza de pensamientos y actos; y deben guardar sus lenguas para que no emitan comunicaciones corruptas, y se descubra astucia en sus bocas.
Todos son responsables de sus acciones mientras están en este mundo en libertad condicional. Todos tienen el poder de controlar sus acciones, si así lo desean. Si son débiles en virtud y pureza de pensamientos y actos, pueden obtener ayuda del Amigo de los indefensos. Jesús está familiarizado con todas las debilidades de la naturaleza humana, y si se le pide, Él dará fuerza para vencer las tentaciones más poderosas. Todos pueden obtener esta fortaleza si la buscan con humildad. Jesús les da a todos los que son cargados y repletos de pecado una bendita invitación de venir a Él, el Amigo del pecador. “Venid a Mí todos los que estáis trabajados y cargados, y Yo os haré descansar. Llevad Mi yugo sobre vosotros, y aprended de Mí, que Yo soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque Mi yugo es fácil, y ligera Mi carga.” Mat 11:28-30.
Aquí, los más inquisitivos pueden aprender con seguridad en la escuela de Cristo lo que probará por su bien presente y eterno. El inquieto e insatisfecho encontrará aquí descanso. Con sus pensamientos y afectos centrados en Cristo, obtendrán la verdadera sabiduría, que les valdrá más que los tesoros terrenales más ricos.
Muchos profesos Cristianos no trabajan con perseverancia. Hacen muy poco esfuerzo, y no están listos y dispuestos a negarse a sí mismos. La oración de los Cristianos practicantes será, “que sean llenos del conocimiento de Su voluntad en toda sabiduría y entendimiento espiritual; para andar como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios; Fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de Su gloria, para toda paciencia y longanimidad con gozo”; en Quien están escondidos todos los tesoros de sabiduría y conocimiento Col 1:9-11; 2:3.
Aquí está el verdadero conocimiento que debería ser deseado y poseído por cada Cristiano. Este conocimiento no conducirá a la impiedad. No destruirá el organismo ni traerá una nube sombría sobre la mente; pero impartirá alegrías sustanciales y verdadera felicidad. Esta sabiduría es divina y fluye incesantemente de una fuente pura que da paz, alegría y salud.
Incluso muchos Cristianos profesos parecen no tener ningún deseo ferviente de este conocimiento celestial, y permanecen en voluntaria ignorancia de esta gracia divina que tienen el privilegio de obtener. La única seguridad para los jóvenes es buscar esta sabiduría preciosa que seguramente destruirá todo deseo de conocimiento corrupto. Y cuando hayan adquirido un gusto por las alegrías puras, tranquilas y satisfactorias de fe y santidad, cada sentimiento de su ser se elevará en aborrecimiento de los placeres corruptos. Todos pueden elegir la vida si lo desean. Pueden resistir el pecado, disfrutar los caminos de la justicia y la verdadera santidad, y ser recompensados con la vida eterna en el Reino eterno de Dios. Si eligen corromper sus caminos ante el Señor, profanar sus propios cuerpos y cometer auto-asesinatos, pueden hacerlo también; pero deben recordar que el Juicio Investigador estará en marcha, y los Libros estarán abiertos, y serán juzgados por las cosas que están escritas en los Libros, conforme a sus obras. Qué registro temeroso y manchado se abrirá ante ellos, de sus pensamientos secretos y actos viles. Se pronuncia una sentencia sobre ellos, y son excluidos de la Ciudad de Dios, con los impíos, y perecen miserablemente con los malvados.
Ahora es el momento de la preparación. Nadie necesita esperar que Dios haga el trabajo de prepararlos y hacerlos aptos para el Cielo, sin sus esfuerzos. Les corresponde a ellos realizar las obras de rectitud y aglomerar todo lo correcto que pueden, en el poco espacio de tiempo que se les haya asignado antes de que se cierre el tiempo de gracia, para que puedan tener un registro limpio en el Cielo.
Amén!

en Burgos,
06.01.2018

sábado, 6 de enero de 2018

El Vicio Secreto y la Perversión Sexual (1)




UN LLAMADO A LAS MADRES EN RELACIÓN
CON LA GRAN CAUSA DE LA RUINA FÍSICA,
MENTAL Y ESPIRITUAL DE MUCHOS DE
LOS NIÑOS DE NUESTRO TIEMPO

por ELLEN WHITE

Traducido por Claudio Popa y el Ministerio Misionero HispaTraducción

INTRODUCCIÓN

El tema contenido en las siguientes páginas siendo dejado a nuestra disposición, nos sentimos impulsados por un fuerte sentido del deber Cristiano y el amor a la humanidad, de llevarlo ante el público en su forma actual. Creemos que no se puede atribuir demasiada importancia a este tema, y que ninguna falsa delicadeza debe evitar el estudio y la investigación exhaustivos sobre una cuestión en la que esté involucrado el bienestar presente y futuro de las multitudes. Como pueblo, que profesa estar buscando la venida del Señor y prepararse para la traslación a Su santa presencia, tal vez hemos guardado silencio durante demasiado tiempo sobre esta gran fuente de contaminación física, mental y moral, y un alto deber y responsabilidad queda por asumirse en este asunto.
Por lo tanto, apelamos sinceramente a los padres y tutores para dar a este trabajo una amplia, cuidadosa y juiciosa circulación. Las compuertas de la corrupción se han abierto sobre el mundo; y, de ninguna forma está Satanás logrando más rápidamente la ruina total de una raza caída y velozmente degenerada que a través del canal de la incontinencia y la lujuria (los deseos perversos carnales – la perversión sexual). En las siguientes páginas, el mal está completamente señalado: y para muchos, no lo dudamos, también aparecerán como una mano amiga, señalando el remedio y la vía de escape.
Nuevamente decimos, por lo tanto, que el trabajo sea distribuido fielmente de manera amplia. Sería bueno para cada miembro de la familia guardar una copia para su posesión personal. Y recordaos que no será suficiente simplemente colocar este material en las manos de los jóvenes. No dejad de explicarles hasta que tengáis buena evidencia de que el sentido moral de los individuos está tan elevado (a comprensión moral), que estudiarán y seguirán fielmente las instrucciones aquí contenidas.
Y a los jóvenes les diríamos que, al valorar la salud, la felicidad y la vida, una mente sensata, una conciencia aprobatoria y una gran sensibilidad moral, no pasen por alto este tema tomándolo a la ligera, ni olviden la advertencia que aquí se les brinda. Para vosotros puede parecer que no hay peligro, pero el peligro es tanto mayor porque es tan insidioso; y al instruiros vosotros mismos, podéis así elevar la voz de advertencia a otros, que se están sacrificando ignorantemente sobre el altar de este moloch (Baal) de la pasión.
Pero si las consideraciones que se conectan con esta vida presente no son suficientes para conmoveros, mirad más allá de este estado del ser (de la naturaleza humana), echad un vistazo a la eternidad, considerad los efectos de la perversión sexual sobre vuestro destino eterno, y, si valoráis la vida eterna, abandonad el vicio que os excluirá para siempre de la presencia de Aquel que ha dicho: “Sed santos porque Yo soy santo”.

Un llamado a las madres en relación con la gran causa de la ruina
física, mental y moral de muchos de los niños de nuestro tiempo



Hermanas mías, mi disculpa por dirigirme a vosotras sobre este tema es: soy madre, y me siento alarmada por los niños y jóvenes que mediante el vicio solitario (la masturbación) se están arruinando a sí mismos para este mundo y para el venidero. Que investiguemos de cerca este tema desde el punto de vista físico, mental y moral.
Madres, veamos primero los resultados de este vicio sobre la fortaleza física. ¿No habéis remarcado la falta de belleza saludable, la falta de fuerza y del poder de resistencia en vuestros queridos hijos? ¿No os habéis sentido tristes al observar el progreso de la enfermedad sobre ellos que ha desconcertado vuestra habilidad y la de los médicos? Estáis escuchando numerosas quejas de dolor de cabeza, catarro, mareos, nerviosismo, dolor en los hombros y el costado, de pérdida del apetito, dolor en la espalda y extremidades, de noches sin dormir (insomnio), quejas de fiebre, de cansancio por la mañana y gran cansancio después de hacer cualquier ejercicio. Como habéis visto desaparecer la belleza de la salud, y habéis remarcado el semblante pálido, o la cara con rubor antinatural, ¿os ha despertado eso lo suficiente para mirar debajo de la superficie, para investigar bien la causa de esta decadencia física? ¿Habéis percibido la asombrosa mortalidad entre los jóvenes?
¿Y no os habéis dado cuenta de que había una deficiencia en la salud mental de vuestros hijos? ¿Que su comportamiento parecía marcado con extremos? ¿Que eran distraídos? ¿Que se ponen nerviosos cuando se les habla? ¿Y se irritan fácilmente? ¿No os habéis dado cuenta cuando están ocupados en alguna tarea que parecen soñadores, como si la mente estuviera en otra parte? Y cuando recuperan el sentido, no están dispuestos a aceptar que el respectivo trabajo salió de sus manos, porque está tan lleno de errores y muestra señales de falta de atención. ¿No os ha sorprendido su maravilloso olvido? Las instrucciones más simples y frecuentemente repetidas son en seguida olvidadas. Ellos podrían aprender rápidamente, pero esa capacidad no es de ningún beneficio especial para ellos. La mente no lo puede retener. Lo que podrían aprender a través del estudio riguroso, al usar su conocimiento, ya no está, se perdió a través de su memoria similar a un tamiz. ¿No habéis notado su renuencia para realizar cualquier trabajo activo? ¿Y su falta de voluntad para lograr perseverantemente lo que han emprendido, que grava la fuerza tanto mental como física? La tendencia de muchos niños es vivir en la indolencia.
¿No habéis visto la sombría tristeza en el semblante y las frecuentes exhibiciones de mal humor en los niños que solían ser alegres, amables y afectuosos? Se alteran fácilmente con los celos, dispuestos a mirar el lado oscuro, y cuando trabajáis por su bien, ellos imaginan que sois su enemigo, que los reprendéis innecesariamente y los refrenáis injustamente.
¿Y no os habéis preguntado dónde terminará todo esto, mirando a vuestros hijos desde un punto de vista moral? ¿No habéis notado el aumento de la desobediencia en los niños y sus manifestaciones de ingratitud e impaciencia bajo restricción? ¿No os habéis sentido alarmadas por su desprecio contra la autoridad parental, que ha abatido los corazones de sus padres con dolor y ha rociado prematuramente sus cabezas con pelos blancos?
¿No habéis sido testigos de la falta de esa noble franqueza en vuestros hijos que alguna vez poseyeron y que admirabais en ellos? Algunos niños incluso expresan en sus semblantes una mirada endurecida de depravación. ¿No os habéis sentido afligidas y ansiosas porque al ver el fuerte deseo de vuestros hijos de estar con el sexo opuesto, y la disposición abrumadora que poseían para formar vínculos (amistades/noviazgos) cuando eran muy jóvenes? Vuestras hijas han sido el tema de conversación de los chicos, y vuestros hijos han sido de las chicas. Ellos y ellas manifiestan preferencia por los particulares, y vuestros consejos y advertencias producen pocos cambios. La pasión ciega destruye las consideraciones sensatas. Y aunque podéis verificar las manifestaciones externas y creer las promesas de enmienda, sin embargo, para vuestra angustia, encontráis que no hay ningún cambio, sino solo para ocultar el asunto de vosotras. Persisten las relaciones secretas y las entrevistas furtivas (visitas/relaciones ilícitas).
Ellos siguen su curso voluntario y son controlados por sus pasiones, hasta que os sorprendéis por un matrimonio prematuro, o sois avergonzados por aquellos que deberían, por su noble conducta, traeros respeto y honor. Los casos de matrimonio prematuro se multiplican. Los niños y las niñas entran en relación matrimonial con un amor inmaduro, un juicio inmaduro, sin sentimientos elevados y nobles, y toman sobre ellos los votos matrimoniales, totalmente guiados por sus pasiones juveniles. Eligen por sí mismos, a menudo sin el conocimiento de la madre que sufrió y cuidó de ellos desde la más tierna infancia.
Las relaciones (noviazgos) formados en la infancia a menudo han resultado en una unión miserable o en una separación vergonzosa. Las conexiones tempranas, si se forman sin el consentimiento de los padres, rara vez se han demostrado ser felices. Los afectos juveniles deben restringirse hasta que llegue el momento en que la edad y la experiencia suficientes los hagan honorables y seguros para ser permitidos. Aquellos que no serán retenidos, estarán en peligro de arrastrar una existencia infeliz. Un joven que no ha pasado de la adolescencia, es un mal juez de la aptitudes de una persona, tan joven como él, para ser su compañero/a de por vida. Y así, cuando su juicio se vuelve más maduro, se ven obligados a vivir juntos, tal vez teniendo poco en común para hacerles felices. Entonces, en lugar de sacar lo mejor de su suerte, se producen recriminaciones, la brecha se amplía, hasta que se establece la indiferencia y la negligencia. Para ellos no hay nada sagrado en la palabra hogar. La misma atmósfera es envenenada por palabras sin amor y amargos reproches. La descendencia de los tales se colocan en una condición mucho más desfavorable que sus padres. Con tales entornos, tales ejemplos, ¿qué se podría esperar de ellos si el tiempo continuara? Madres, la gran causa de estos males físicos, mentales y morales es el vicio secreto, que inflama las pasiones, calienta la imaginación y conduce a la lujuria. Este vicio está devastando la constitución y preparando a los jóvenes para enfermedades de casi cualquier descripción. ¿Y debemos permitir que nuestros hijos sigan un tal curso de autodestrucción?
Madres, vean a vuestros hijos desde un punto de vista religioso. Os duele ver a vuestros hijos debilitados en cuerpo y mente; pero, ¿no os causa aún mayor pena verlos casi muertos en las cosas espirituales, de modo que solo tienen poco deseo de bondad, belleza de carácter y propósitos sagrados? El vicio secreto es el destructor de la gran resolución, del esfuerzo serio y de la fuerza de voluntad para formar un buen carácter religioso. Todos los que tienen un verdadero sentido de lo que significa ser Cristiano, saben que los seguidores de Cristo están obligados como Sus discípulos a poner todas sus pasiones, sus poderes físicos y facultades mentales, en perfecta subordinación a Su voluntad. Aquellos que están controlados por sus pasiones no pueden ser seguidores de Cristo. Están demasiado dedicados al servicio de su maestro, del creador de todo mal, para decidir abandonar sus hábitos corruptos y elegir servir a Cristo.
Las madres piadosas preguntarán, con la más profunda preocupación: ¿Continuarán nuestros hijos practicando hábitos que los incapaciten para cualquier posición responsable en esta vida? ¿Acaso sacrificarán la belleza, la salud, el intelecto y toda esperanza del Cielo, todo lo que valga la pena poseer, aquí y en el más allá, para la pasión del demonio? Que Dios conceda que pueda ser de otra manera, y que nuestros hijos, que son tan amados por nosotros, escuchen la voz de advertencia y elijan el camino de la pureza y la santidad.
Cuán importante es que enseñemos a nuestros hijos el autocontrol desde la primera infancia, y aprendamos la lección de someternos sus voluntades. Si fueran tan desafortunados como para aprender hábitos incorrectos, sin conocer todos los resultados malvados, pueden ser reformados apelando a su razón y convenciéndoles de que tales hábitos arruinan la constitución y afectan la mente. Debemos mostrarles que cualquier persuasión que las personas corruptas puedan usar para acallar sus miedos despertados y llevarlos a seguir complaciendo este hábito pernicioso, cualquiera que sea su pretensión, son sus enemigos y los agentes del Diablo. La virtud y la pureza son de gran valor. Estos preciosos rasgos son de origen celestial. Hacen de Dios nuestro Amigo, y nos unen firmemente a Su Trono.
Satanás está controlando las mentes de los jóvenes, y debemos trabajar resueltamente y fielmente para salvarlos. Niños muy pequeños practican este vicio, y crece sobre ellos y se fortalece con sus años, hasta que cada noble facultad de cuerpo y alma es degradada. Muchos podrían haberse salvado si hubieran sido instruidos cuidadosamente con respecto a la influencia de esta práctica en su salud. Ellos eran ignorantes del hecho de que estaban trayendo mucho sufrimiento sobre ellos mismos. Niños que tienen experiencia en este vicio parecen estar embrujados por el Diablo para que puedan transmitir su vil conocimiento a otros, incluso enseñando a niños muy pequeños esta práctica.
Madres, no podéis ser demasiado cuidadosas para evitar que vuestros hijos aprendan malos hábitos. Es más fácil aprender el mal que erradicarlo después de haberlo aprendido. Los vecinos pueden permitir que sus hijos vayan a vuestra casa a pasar la tarde y la noche con vuestros hijos. Aquí hay una prueba y una elección para vosotras: correr el riesgo de ofender a vuestros vecinos al enviar a sus hijos a su propio hogar, o gratificarlos, y permitirles que pasen la noche con vuestros hijos, y así exponerlos a que sean instruidos en ese conocimiento que sería una maldición de toda la vida para ellos.
Para evitar que mis hijos se corrompan, no les he permitido dormir en la misma cama, ni en la misma habitación, con otros niños, y, según la ocasión requirió cuando viajaban, les hice una sencilla cama en el piso, en vez de dejarlos pasar la noche con otros. He intentado evitar que se relacionen con niños groseros y descorteses, y les he presentado incentivos para que su trabajo en el hogar fuera alegre y feliz. Manteniendo sus mentes y manos ocupadas, han tenido poco tiempo o disposición para jugar en la calle con otros niños y obtener una educación en la calle.
Mi desgracia, que ocurrió cuando tenía unos nueve años, arruinó mi salud. Consideré esto como una gran calamidad, y murmuré por eso. Al pasar unos años, vi el asunto de manera diferente. Luego lo he considerado como la luz de una bendición. Y así lo considero ahora. Debido a la enfermedad, fui mantenida alejada de la sociedad, lo que me preservó en dichosa ignorancia de los vicios secretos de los jóvenes.
Después de ser madre, fue debido a las confesiones de lecho de muerte privadas de algunas mujeres, que habían completado la obra de la ruina, que me enteré por primera vez de que tales vicios existían. Pero no tuve una comprensión correcta de la magnitud de este vicio y la destrucción de la salud causada por él, hasta un período aún posterior.
Los jóvenes se entregan hasta un punto bastante extendido en este vicio antes de la pubertad, sin experimentar en gran medida los malos resultados sobre la constitución. Pero en este período crítico, mientras se fusiona con la virilidad y la feminidad, la naturaleza les hace sentir la violación de sus leyes.
Cuando la madre ve a su hija lánguida y desanimada, con poco vigor, fácilmente irritada, cuando comienza a hablar repentina y nerviosamente, se siente alarmada y teme que su hija no pueda alcanzar la feminidad con una buena constitución. La releva, si es posible, del trabajo activo, y consulta con ansiedad a un médico, que le prescribe tratamiento sin hacer indagaciones y sugiere a la madre desprevenida la causa probable de la enfermedad de su hija. Pero la indulgencia secreta es en muchos casos la única causa real de las numerosas quejas de los jóvenes. Este vicio está desperdiciando las fuerzas vitales y debilitando el sistema, y hasta que el hábito, que produjo el resultado, se interrumpa, no puede haber una cura permanente. Y relevar a los jóvenes del trabajo saludable es el peor curso posible que los padres pueden seguir. La vida de los jóvenes es entonces sin rumbo, la mente y las manos están desocupadas, la imaginación activa, y se dejan libres para entregarse a pensamientos que no son puros y saludables. Esto les da la oportunidad de una indulgencia más libre en ese vicio que es la base de todas sus quejas.
Es un crimen por parte de las madres permitirse permanecer en la ignorancia con respecto a los hábitos de sus hijos. Si son puros, mantenedlos así. Fortaleced sus mentes jóvenes y preparadlas para detestar este vicio que destruye el alma y la salud. Protegedlos de contaminarse asociándose con todo compañero joven, así como deberían hacerlo unas madres fieles. Guardadlos, como joyas preciosas, de la influencia corruptora de esta época. Si estáis en una situación de manera que no se puede evitar siempre su relación con otros jóvenes, permitid que visiten a vuestros hijos solo en vuestra presencia, y en ningún caso permitid que estos compañeros se alojen en la misma cama, ni en el mismo cuarto. Es mucho más fácil prevenir un mal que curarlo después.
Si vuestros hijos practican este vicio, pueden estar en peligro de recurrir a la falsedad para engañaros. Pero, madres, no debéis tranquilizaros fácilmente y cesad vuestras investigaciones. No debéis dejar que el asunto descansar hasta que estéis completamente satisfechas. La salud y las almas de aquellos que amáis están en peligro, lo que hace que este asunto sea de la mayor importancia. La vigilancia decidida y la indagación profunda, a pesar de los intentos de evadir y ocultar, generalmente revelarán el verdadero estado del caso. Entonces, la madre debe presentarles fielmente este tema en su verdadera luz, mostrando su tendencia degradante y descendente. Intentad convencerlos de que la indulgencia en este pecado destruirá el respeto propio y la nobleza de carácter; arruinará la salud y la moral, y su mancha sucia borrará del alma el amor verdadero por Dios y la belleza de la santidad. La madre debe continuar con este asunto hasta que tenga suficiente evidencia de que la práctica ha llegado a su fin.
El curso que la mayoría de las madres prosiguen al educar a sus hijos en esta época peligrosa es perjudicial para sus hijos. Prepara el camino para hacer su ruina más segura. Algunas madres, con sus propias manos, abren la puerta e invitan virtualmente al diablo, permitiendo que sus hijas permanezcan en holgazanería, o lo que tampoco es bueno, pasar el tiempo tejiendo o bordando, y emplean a una criada para hacer las cosas que sus hijas deberían hacer. Les permiten visitar a otros jóvenes amigos, formar sus propias relaciones (con jóvenes) e incluso salir de la vigilancia de sus padres a cierta distancia de su hogar, donde pueden hacer todo lo que les place. Satanás toma ventaja de todas esas oportunidades, y se hace cargo de las mentes de estos niños a quienes las madres exponen ignorantemente a sus artificiosas trampas. Debido a que esto era habitual hace treinta años con una seguridad comparativa, no hay motivos para seguir haciendo lo mismo hoy. El presente no puede ser juzgado por el pasado.
Las madres deben llevar a sus hijas a la cocina y darles una educación completa en el departamento de la preparación de comida. También deberían instruirlas en el arte de la costura práctica. Deben enseñarles cómo cortar prendas de vestir de manera económica y arreglarlas cuidadosamente. Algunas madres, en lugar de tomarse este problema, de instruir pacientemente a sus hijas inexpertas, prefieren hacerlo todo ellas mismas. Pero al hacerlo, abandonan las ramas esenciales de la educación y cometen un gran error contra sus hijas; porque después en la vida ellas (las hijas) sienten vergüenza, debido a su falta de conocimiento en estas cosas.
Las madres deben educar a sus hijas con respecto a las leyes de la vida. Las hijas deben ser ayudadas a comprender su propia constitución y la relación que sus hábitos diarios de alimentación, bebida y los hábitos cotidianos, tienen con la salud y una sólida constitución (del organismo), sin la cual las ciencias no serían de gran utilidad.
La ayuda de las hijas, que ellas pueden ofrecer ayudando en la cocina, a menudo hará tanta diferencia en el trabajo de la madre, que demostrará no solo un ahorro de gastos, sino un beneficio continuo para las mismas niñas, al ofrecerles la ocasión de trabajar bajo la influencia directa de su madre, cuyo deber es instruir pacientemente a los seres queridos asignados a su cuidado. También se cerrará una puerta contra mucho mal, que una empleada puede traer a una familia. En unos días esa puede ejercer una gran influencia sobre los hijos de la familia e iniciar a sus hijas en la práctica del engaño y el vicio.
Los niños deben ser instruidos desde sus primeros años para que sean útiles y compartan las cargas de sus padres. Al hacer esto, hijos e hijas pueden ser una gran bendición para aligerar las tareas de la madre cansada. Mientras los niños estén involucrados en el trabajo activo, no tendrán tiempo de inactividad a su disposición, y tendrán menos oportunidades de asociarse con compañeros vanos, habladores e inadecuados, cuyas malvadas comunicaciones podrían arruinar toda la vida de una niña inocente, corrompiendo sus buenos modales.
El trabajo activo dará poco tiempo para invitar las tentaciones de Satanás. A menudo pueden estar cansados, pero esto no les perjudicará. La naturaleza restaurará su vigor y fuerza en las horas de sueño, si sus leyes no son violadas. Y la persona completamente cansada tiene menos inclinación por la indulgencia secreta (la masturbación). Las madres se dejan engañar con respecto a sus hijas. Si las niñas trabajan, y luego parecen lánguidas e indispuestas, la indulgente madre teme haber sobrecargado a su hija, y resuelve de ahora en adelante aliviar su tarea. La madre lleva la cantidad extra de trabajo que debería haber realizado la hija. Si se conocieran los hechos verdaderos en el caso de muchos, se vería que no era el trabajo el causante de la dificultad, sino los hábitos erróneos los que postraban las energías vitales y les provocaban una sensación de cansancio y de gran debilidad. En tales casos, cuando las madres relevan a sus hijas del trabajo activo, al hacerlo así, las abandonan prácticamente al ocio, a reservar sus energías para consumirlas en el altar de la lujuria. Las hijas quitan los obstáculos, dando a la mente libertad para correr en una dirección equivocada, donde seguramente ellas podrán llevarán a cabo la obra de auto-ruina.


  en Burgos,
06.01.2018