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EL EVANGELIO DE TOLERANCIA
vs
DISCIPLINA EN LA IGLESIA
Parte 3
Para determinar
qué quiso decir Jesús cuando dijo en Mateo 7:1, "No juzguéis, para que no seáis juzgados", es importante
tener en cuenta el contexto en
el que se encuentra el pasaje. Por eso, vamos a leer los siguientes 5
versículos de Mateo 7:1-5:
1. No juzguéis, para que no seáis juzgados.
2. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis
juzgados, y con la medida con que medís, os volverán a medir.
3. ¿Y, por qué miras la paja que está en el ojo de tu
hermano, pero no consideras la viga que está en tu propio ojo?
4. ¿O,
cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí hay una viga en tu propio ojo?
5. ¡Hipócrita!
saca primero la viga de tu propio ojo, entonces verás claramente para sacar la
paja del ojo de tu hermano.
Observamos que
el versículo 1 está inseparablemente conectado con los siguientes cuatro
versículos. La primera palabra en el versículo 2, "Porque", indica que el contenido del versículo 2 es una
continuación del tema de juzgar, del versículo 1, mientras que la "y", al comienzo del versículo
3 y la "o", al principio de
verso 4, denotan la misma cosa. El versículo 5 es la aplicación del Señor para
todo lo anterior. Otro vínculo que une los 5 versículos es la triple
mención de, "tu hermano", en
los versículos 3, 4 y 5. Aquí el Señor describe la condición de "tu hermano", y el estado de
la persona que está tratando de juzgarlo: "tú".
Mateo 7:1-5 revela
los siguientes hechos en relación con el significado de la declaración de Cristo,
“no juzguéis”:
1.
Jesús NO pone
fin a la toma de decisiones; Él está hablando en contra de juzgar a los demás, ¡con
hipocresía! La imagen humorística
de una persona con una viga en su ojo, tratando de quitar una minúscula astilla del ojo
de otra persona, tiene la intención de ilustrar este punto. Nuestro Señor
enseña que, cuando nosotros mismos tenemos problemas (errores) graves en nuestras
vidas, no es nuestro trabajo que, con arrogancia, critiquemos a aquellos cuyos
problemas son mucho menos graves que los nuestros.
2.
Jesús NO
está diciendo que nunca debemos juzgar a las personas; sino que hay que juzgarlos, después de habernos
examinado primero, a nosotros mismos. Notemos el verso 5: ¡Hipócrita!
saca primero la viga de tu propio ojo, entonces verás claramente, para sacar la
paja del ojo de tu hermano.” Una vez que nos
hemos ocupado de la viga (los graves errores) en nuestros propios ojos, entonces, ¡y solo entonces!,
podemos atender el serrín en el ojo ajeno. Esta precaución pretende “ralentizarnos”
en nuestra prisa por juzgar. Los acusadores de la mujer sorprendida en
adulterio, acertadamente ilustran este punto (Juan 8:1-11).
3.
Jesús NO
está diciendo que no debemos hacer juicios en absoluto, porque somos pecadores;
sino que debemos hacerlo sobre todo cuando la condición de los demás es más
grave que la nuestra. Observemos que Cristo no dice que si tenemos serrín
en nuestros ojos, no es nuestro trabajo el ayudar a la persona con una viga en
su ojo. Si nuestro problema es solo el serrín, por todos los medios debemos ayudar
a aquellos a los que juzgamos (a los que vemos vemos) que tienen problemas más grandes!
El Verdadero Significado de, “No juzguéis”
Como resultado
de Mateo 7:1, el texto clave para el
“evangelio de tolerancia-¡no me juzgues!”, no dice que todo el juicio debe ser eliminado. No está diciendo que no debe haber sentencias firmes dentro de la Iglesia
cuando las cosas contravienen a la disciplina eclesiástica. Juzgamos y debemos
hacerlo, cuando un hermano o una hermana se equivoca al adoptar creencias y
patrones de estilo de vida que son incompatibles con el Reino de Dios. La idea
central del consejo de Jesús es que cuando hacemos estos juicios debemos
tener mucho cuidado de cómo lo hacemos. Jesús, después de todo, indica que hemos
de juzgar. Si el problema es
una viga o solo algo de serrín, tenemos que ayudar a nuestros hermanos y
hermanas en dificultades. Pero hay que hacerlo de una manera adecuada. Nuestro
Señor está advirtiendo en contra de nuestra hipocresía a la hora de
detectar rápidamente los pequeños fallos de los demás, mientras pasamos por
alto nuestros propios pecados más graves. Cristo está diciendo que si
juzgamos a los demás de esta manera
hipócrita seremos juzgados por un Dios que ve lo que hacemos en secreto (cuando pensamos que no nos ve nadie).
Pablo hizo la
misma observación: “Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera
que seas tú que juzgas; porque en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo;
porque tú que juzgas haces lo mismo.” (Romanos
2:01).
Cualquier persona que censura (juzga) en los demás lo que se
permite a sí mismo, es inexcusable y se auto-condena.
El profeta Natán le transmitió el
mismo mensaje a David en 2ª Samuel 12:1-11.
En efecto, el Sermón de Cristo en el Monte enseña la humildad y la paciencia en nuestra
relación con todos los que yerran. Él enseñó la misma lección en la Parábola
del Trigo y la Cizaña.
“EVANGELIO DE TOLERANCIA” NO!
Contrariamente
a las afirmaciones del “evangelio de tolerancia”, la parábola de Jesús del trigo
y la cizaña de Mateo 13:24-30 no justifica la doctrina relativista de “¡no me
juzgues!”. Su declaración en el versículo 30: “Dejad que ambos
crezcan juntos hasta la siega.”, no promueve la
afirmación de que la Iglesia no tiene derecho a juzgar a nadie, ni a condenar
las creencias equivocadas y la mala conducta. Al contrario, la parábola llama a
extrema precaución cuando se intenta disciplinar a la gente; no sea que en
nuestra prisa cometemos errores graves.
1.
No Juzgar Los Motivos.
Debemos tener
cuidado de no juzgar el carácter y los motivos de las personas. Hacemos
bien en no arrogarnos a nosotros mismos lo que solo Dios puede hacer, leyendo
el corazón y los motivos de la gente. En “Palabras
de vida del gran Maestro”, Ellen White advierte:
“Los siervos de Cristo se entristecen
al ver a los verdaderos y los falsos creyentes mezclados en la Iglesia. Anhelan
hacer algo para limpiar la Iglesia. Como los siervos del padre de familia,
ellos están listos para desarraigar la cizaña. Pero Cristo les dice: “No; porque
cogiendo la cizaña, no arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer
juntamente lo uno y lo otro hasta la siega… “Cristo ha enseñado claramente que aquellos que persisten en el pecado
abiertamente, deben ser separados de la Iglesia, pero Él no nos ha
encomendado la labor de juzgar el carácter y el motivo. Él conoce
nuestra naturaleza demasiado bien como para confiarnos esta labor. Si tratásemos de extirpar de la Iglesia a
aquellos que suponemos ser Cristianos falsos, cometeríamos seguramente errores.
A menudo consideramos sin esperanza a los mismos a quienes Cristo está
atrayendo hacia Sí. Si tuviéramos nosotros que tratar con esas almas de acuerdo
con nuestro juicio imperfecto, tal vez ello extinguiría su última esperanza.
Muchos que se creen Cristianos serán hallados faltos al fin. En el Cielo habrá
muchos de quienes sus prójimos suponían que nunca entrarían allí. El
hombre juzga por la apariencia, pero Dios juzga el corazón. La cizaña y el
trigo han de crecer juntamente hasta la cosecha; y la cosecha es el fin del
tiempo de gracia. (PVGM 50).
Tengamos en
cuenta que de acuerdo con la Hna. White: "Cristo
ha enseñado claramente que aquellos que persisten en pecados manifiestos
deben ser separados de la iglesia." Para ello, tenemos que saber
cómo hacer buenas decisiones con discernimiento espiritual. Las Escrituras
instan repetidamente a discernir entre el bien y el mal (Hebreos 5:14). Malaquías
3:18 nos invita a distinguir “entre el
justo y el perverso, entre el que
sirve a Dios y el que no le sirve.” Ezequiel 44:23 nos
dice que hemos de enseñar a la gente la diferencia entre lo santo y lo profano,
y enseñarles a discernir entre lo limpio y lo impío. El apóstol Juan nos invita
a discernir entre el espíritu de verdad y el espíritu de error (lª Juan 4:6). Y
Pablo nos manda a defender la verdad y rechazar la mentira (Rom 1:25), porque
ninguna mentira procede de la verdad (1ª Juan 2:21).
Pero contrario al
gran testimonio de la Escritura, el “evangelio de tolerancia-¡no me juzgues”, nos
enseña a no trazar líneas entre las ideas y las prácticas correctas e
incorrectas. Se nos invita a no discriminar, ni tratar de evaluar el valor de
las diferentes creencias y estilos de vida. Se nos invita aceptar cualquiera idea (por descabellada que sea), sin discernimiento alguno, y sin importar lo que dice la Biblia o el Manual de la Iglesia.
Sin embargo,
¿cómo podemos ser salvos si no discernimos entre el bien y el mal, entre lo
correcto y lo incorrecto?
El no ejercer
este poder de juicio, no solo puede ser espiritualmente fatal para nosotros
pero podría hacer que otros se perderán también. Esta es la razón por la cual
la Biblia nos dice que debemos examinar cuidadosamente todo y retener lo que
es bueno, y abstenerse de toda forma de mal (1ª Tes 5:21-22).
(Este texto no dice en absoluto que debemos examinar toda la miseria del mundo, para ver si hay algo bueno en ella, así como afirman engañosamente los que usan este texto para justificar su apetito de mirar todas las películas mundanales, leer todas las revistas mundanales, y examinar todas las porquerías mundanales que les llegan a mano).
Por lo tanto, al
igual que la declaración de Jesús en el Sermón del Monte, esta parábola acerca
del trigo y la cizaña NO está
diciendo que no debemos juzgar en absoluto. Más bien nos transmite que hay que
tener mucho cuidado cuando se intenta disciplinar a la gente. La parábola nos
invita a conocer los límites de nuestras capacidades humanas de discernimiento.
No podemos conocer el corazón y los motivos de los demás. Esos caen
dentro del dominio de Dios. Solo Dios puede juzgar el carácter y los motivos.
Debemos tener cuidado.
Ejemplo: Yo no
puedo saber por qué el Hno X bebe café, o por qué miente, o por qué escucha música mundana,
o por qué se viste como el mundo, o por qué come como el mundo, o por qué vive en general como el mundo, etc.
Yo solo veo que él (ella) comete un error, un pecado, aunque no puedo saber por qué
lo hace. Si digo: “Lo hace porque es malo y no quiere obedecer”, ya le he “juzgado”
y calificado, por tener yo (supuestamente) la prueba de su pecado: es malo y desobediente. Pero
el Hno (o la Hna) X puede que no sepa aun, o no tenga bien claro (nadie le explicó correctamente) que el café es una droga y que es pecado consumirlo; él (ella) posiblemente cree
sinceramente todavía que es una bebida vitamínica. Así que mejor voy, y con paciencia y
buena voluntad como uno que debe ser guarda de su hermano, le ayudo a comprender que el café es una droga y es pecado consumirlo. Si él Hno (o la Hna) persiste en
tomar café, luego de comprender claramente como va la cosa, luego de aprender lo que dice el “escrito
está”, entonces debo aplicar el Manual de la Iglesia, la norma de disciplina
interior. Pero si este procedimiento bíblico fuera aplicado en la IASD, se
quedarían muy, muy pocos miembros y… “esto no se hace, hermano; ¿nosotros que
vamos a comer?” preguntarían indignados, “los
pastores que destruyen y dispersan las
ovejas del rebaño del Señor.” (Jer 23:1).
2.
Ser Clemente
El libro PVGM
pone de manifiesto otra importante lección en esta parábola; la lección de la longanimidad,
o la paciencia, en tratar con los extraviados:
“Existe
otra lección en las palabras del Salvador, una lección de maravillosa clemencia
y tierno amor. Así como la cizaña tiene sus raíces estrechamente entrelazadas
con las del buen grano, los falsos Cristianos en la Iglesia pueden estar
estrechamente unidos con los verdaderos discípulos. El verdadero carácter de esos
fingidos creyentes, no es plenamente manifiesto. Si se los separase de la Iglesia
se haría tropezar a otros que, de no presenciar esto, habrían permanecido
firmes.”
Es solo en este
contexto, de la clemencia, que la Hna. White nos exhorta a no condenar, ni
juzgar a los demás:
“El Redentor no
quiere perder ni un alma; Su trato con Judas fue registrado para mostrar Su
larga paciencia con la perversa naturaleza humana; y nos ordena que seamos
indulgentes, como Él lo fue. Él dijo que los falsos hermanos se hallarán en la
Iglesia hasta el fin del tiempo. A pesar de la amonestación de
Cristo, los hombres han tratado de extirpar la cizaña. ... La parábola de Cristo nos enseña a ser humildes y a
desconfiar de nosotros mismos, y a no juzgar ni condenar a los demás.” (PVGM, 51, 52)
Como Conclusión
No podemos
pretender conocer los motivos de los que han aceptado el “evangelio de
tolerancia”, y su doctrina relativista de, “¡no me juzgues!”. Pero una cosa es
cierta: La Biblia y el Espíritu de Profecía, dejan muy claro que, la Iglesia tiene el
deber de juzgar las creencias y prácticas erróneas. Esta cuestión no es acerca
de no juzgar a nadie. Sino que, se trata la
extrema precaución que debemos ejercitar cuando juzgamos o disciplinamos a los
errantes. La siguiente declaración de la Hna. White capta lo que debe de ser
nuestra actitud cuando estamos llamados a ejercer esta obligación divina:
"Al tratar con los que yerran, no deberían ser aplicadas
medidas duras; las leves tendrán mucho más efecto. Hagamos uso de medios más
suaves, más perseverantemente, e incluso si no tienen éxito, esperemos
pacientemente; nunca apresurarnos a
eliminar un miembro de la Iglesia. Oremos por él, y vemos si Dios mueve el
corazón de los que yerran. La disciplina ha sido en gran parte pervertida. Los
que han tenido ellos mismos caracteres muy defectuosos han sido muy rápidos en
disciplinar a los demás, y por lo tanto toda disciplina ha sido puesta en
desprecio. Pasión, prejuicio y parcialidad, siento decirlo, han sido
abundantemente manifestadas, y la disciplina adecuada se ha descuidado con
indiferencia. Si los que tratan con los que yerran tendrán el corazón lleno
de la dulzura de la bondad humana, qué espíritu diferente prevalecería en
nuestras iglesias. Que el Señor abra los ojos y suavice los corazones de
aquellos que tienen un espíritu duro, imperdonable, e implacable hacia los que
piensan estar en el error. Tales hombres deshonran su oficio y deshonran a
Dios. Ellos entristecen los corazones de Sus hijos, y los obligan a clamar
a Dios en su angustia. El Señor ciertamente oirá su clamor y los juzgará por estas
cosas." (Review and Herald, 14 de mayo, 1895).
Vivimos días de
profunda apostasía. Esta apostasía solo es percibida por los hijos de Dios
fieles quienes, como antitípos de Jeremías, lamentan el estado de ruina espiritual
del Pueblo del Señor. Este estado deplorable se debe a una sola cosa: a la tolerancia; la tolerancia del pecado en la Casa de Jehová.
Nos parecemos
tanto con las demás falsas iglesias Protestantes debido a que hace ya mucho tiempo que
no protestamos contra nada. ¡Aceptamos todo!
El Adventista
moderno, al contrario de su antepasado “anticuado”, es muy tolerante y
permisivo con el pecado. De su vida personal ese pecado se transmite a su
familia, y desde ahí, es traído a la Iglesia.
La profeta de
Dios, Ellen White nos ha dejado escrito sobre cómo tenemos que erradicar el
pecado y cómo tratar con los pecadores. ¿Pero cuántos son los que han leído los
Testimonios para la Iglesia? ¿Y cuántos son los que están dispuestos a aplicar las indicaciones de Dios sin temor de hombres?
La siguiente
cita es un fragmento de una carta escrita por Ellen White para transmitir un
mensaje divino a una hermana apostata.
Lo que quiero con eso es resaltar la firmeza del lenguaje en llamar al pecado por su nombre.
En los Testimonios, a medida que los estoy leyendo,
me impacta esta firmeza de la sierva del Señor. Ella dice directamente y sin
reparo a los pecadores que son; “mentirosos”, “perezosos”, “engañados”,
“fanáticos”, “guiados por satanás”, les dice que, “mejor dejen de venir a
la iglesia”, que venir y transmitir sus imperfecciones a los demás, y dice otras
muchas cosas intolerantes a los ojos
de los pecadores de hoy que han recibido el "evangelio de tolerancia" que tolera sus
pecados continuamente; la profeta de Dios “juzga” con firmeza a los pecadores
rebeldes, con palabras por las cuales hoy, te eliminan de la Iglesia en un
pis-pas.
"Sus ideas
peculiares [las
ideas de esa hermana rebelde] han
ejercido un control tan poderoso sobre su mente que Ud. no puede explayarse
en ninguna otra cosa. En una reunión consideró que era su obligación
especial imponer sus opiniones. Se ha colocado por encima de la Iglesia como si
hubiera sido exaltada y estuviera en la luz, y ellos deban ascender hasta su
posición y aceptar sus puntos de vista. Ud. es fanática; su
imaginación no es sana. Su
influencia hará daño, solo daño, a menos que se vuelva humilde y dócil para
ser instruida... Satanás logra el máximo éxito cuando puede llenar las mentes
con este tipo de santa y piadosa consagración, que no tiene nada que ver con
la consagración que se revela en la Palabra de Dios. En resumen, es un don espurio el que Ud.
posee." (Carta 10, del 5
de agosto de 1870, dirigida a un miembro de la iglesia del estado de Nueva
York).
Vivimos
tiempos cuando si dices al ladrón que es ladrón eres acusado de ser intolerante y que insultas, y
que no tienes amor. Si dices a un miembro
de la Iglesia que es un fanático (cuando lo es), que no conoce la Biblia
(cuando no la conoce), u otras cosas similares, vas a comprobar, como yo,
cuánto amor tienen tus hermanos y hermanas y cuan "tolerantes" son ellos con los que apuntan el dedo a sus amados pecados.
La
apostasía es necesaria en la Iglesia. Dios lo permite. Es el medio para limpiar
la escoria. Sin apostasía no hay zarandeo. El zarandeo va a separar el trigo de
la paja. Lo importante para cada uno de nosotros es, transformarse en trigo.
Los cobardes no van a entrar en el Cielo.
Tenemos
que levantarnos contra el pecado y no ser tolerantes con las nuevas falsas
doctrinas de demonios.
La
unidad solo existe en la verdad de Cristo y no debemos unirnos a pesar de los
errores que hay entre nosotros. Solo podemos estar unidos si todos nosotros
vivimos en obediencia a la Ley de Dios. ¿Qué unidad puede haber entre la luz y
la tiniebla? ¿Dónde en la Biblia pone que yo tengo que ser tolerante y unido con
mi hermano que peca continuamente a pesar de toda la enseñanza bíblica?
Satanás,
mediante pastores y miembros no-convertidos transmite su “evangelio de
tolerancia” confundiendo las mentes dormidas de los hijos de Dios.
¡Hay
que amar al pecador, no a su pecado!
Si
el pecador no quiere dejar de pecar, mi Biblia me dice, “ni comer con él”, y “tratarlo
como a un pagano”. ¿Y cómo
dice la Biblia que hay que tratar a un pagano? Pues no unirte con él en ningún
caso. Hay que ser amable con él y cortes, y orar por él y ayudarlo en todo que
puedes, pero eso no significa aceptar su comportamiento en el templo de Dios,
ni unirte con él en la Iglesia, “para evitar escándalo hermano”, o “para no
crear división hermano”. ¡Mentira! ¡Y abominaciones en la Casa de Jehová!
Hermano
y hermana, lee tu Biblia y los Testimonios para la Iglesia con oración, y no te
dejes influenciar por los modernos adeptos del sincretismo religioso.
¡Pide
a Dios discernimiento y entendimiento cada día!
¡Lee
lo que dijo el Salvador y la Cabeza de la Iglesia, Jesús el Cristo!
¡La Palabra de Dios divide, no Satanás! Satanás solo usa la Palabra de Dios, la complacencia, el amor a sus pecados
y la cobardía de los miembros de la Iglesia para dividir a los que
no saben lo que dice la Palabra de Dios y los Testimonios.
¡Increíble! Y la Iglesia duerme en “amor y paz”… y tolerancia.
Por callar, por tener miedo a no ser llamados
“intolerantes”, por ser cobardes, tenemos hoy en la Iglesia: música mundanal, pastores carismáticos,
sermones pentecostales, mujeres con minifaldas y pantalones y otras prendas sexy que incitan a la perversión sexual, con joyas y maquillaje y
que usan anticonceptivos, miembros que comen de todo, mujeres pastoras y ancianas, vestimenta
mundanal en general, bebedores de café (drogadictos), celebraciones del día del
padre/madre/San Valentín/todos los demás santos/navidad/halloween, y todas las demás
fiestas paganas, y todo lo que existe en el mundo (un sinfín de otras abominaciones.
¿Y
qué más voy a decir?
Todo lo que hay en el mundo, lo hay
también en la Iglesia. Pero ninguna diferencia hay entre el profeso pueblo de Dios y el
mundo. ¡Israel y Babilonia unidos contra Dios!
¿Dónde está la diferencia entre los
miembros de la Iglesia y el mundo? Solo en el nombre de la denominación. Unos
se llaman con jactancia Adventistas (pero son de la sinagoga de Satanás –Rev
2:9) y otros se llaman con jactancia Católicos, Rockeros, Ateístas, Pentecostales,
Hindúes, etc. etc. pero todos son iguales. ¡Todos son uno!
Este
es el “evangelio ecuménico de tolerancia” predicado por el papado, la Bestia,
que promueve su doctrina hoy, justo de los púlpitos Adventistas. ¿Te acuerdas de la Bestia hermano mio? ¿Por qué hace tanto tiempo que nadie habla de la Bestia en tu iglesia? Porque hoy eso será
una gran muestra de "intolerancia" y "fanatismo". Pero te aseguro que la Bestia, el papado
romano, hace los últimos preparativos para acabar con tu religión y con tu
Iglesia para poder acabar con tu salvación también.
¿Vas a seguir callado? ¿O vas a abandonar la Iglesia para
unirte con un grupo de "disidentes de sostén propio" conducidos por el diablo. Las dos opciones
son de inspiración infernal. Cada vez más grupos de "Adventistas Independientes", "Adventistas Libres", "Adventistas Verdaderos", "El Evangelio Eterno", "El Gran Engaño", etc. Hay un montón de grupos "misioneros" en todo el mundo. Pero te advierto y te aseguro que todos estos "autojustificados", “santos” y “puros” que actúan fuera de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, son puros fanáticos engañados por Satanás, que están engañando a los indoctos que no conocen la Palabra de Dios - La Biblia y el Espíritu de Profecía (y de modo especial los Testimonios para la Iglesia).
La única opción correcta es:
Arrepentirnos, ser santificados cada día practicando la verdad, y levantarnos para
hablar en contra del pecado. ¡Sin temor! ¡Jehová es mi justicia! ¡Debemos temer
a Dios no a los hombres!
“Y dije: No me acordaré más de Él, ni hablaré más en
Su nombre: Pero Su Palabra fue en mi corazón como un fuego ardiente metido en
mis huesos, traté de sufrirlo, y no pude. Porque oí la murmuración de muchos, temor de todas partes: Denunciad, y
denunciaremos. Todos mis amigos miraban si tropezaría. Quizá se engañará, decían, y prevaleceremos contra él, y
tomaremos de él nuestra venganza.”
“Tú pues, ciñe tus lomos, y levántate, y háblales
todo lo que Yo te mande. No temas ante ellos, para que Yo no te quebrante
delante de ellos.”
“No temas
delante de ellos, porque Yo estoy contigo para librarte, dice Jehová. (Jeremías 20:9-10; 1:17,8)
“Así dice Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y
preguntad por las sendas antiguas, cuál es el buen camino, y andad por él, y
hallaréis descanso para vuestra alma. Mas [ellos] dijeron: No andaremos.” (Jeremías 6:16)
Tenemos que
volver al Adventismo antiguo. ¡Ahora! ¡Es nuestra última oportunidad!
¡Satanás no quiere que tú leas los Testimonios!
No todos
recibirán la amonestación, ni se van a arrepentir, pero no por esto tenemos que desanimarnos y callar.
Ama a tus
hermanos, como Cristo amó a la Iglesia y dio Su vida por ella.
FIN