martes, 7 de abril de 2015

¡No me juzgues! (parte 3)

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EL EVANGELIO DE TOLERANCIA
vs
DISCIPLINA EN LA IGLESIA
Parte 3
Para determinar qué quiso decir Jesús cuando dijo en Mateo 7:1, "No juzguéis, para que no seáis juzgados", es importante tener en cuenta el contexto en el que se encuentra el pasaje. Por eso, vamos a leer los siguientes 5 versículos de Mateo 7:1-5:
1. No juzguéis, para que no seáis juzgados.
2. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os volverán a medir.
3. ¿Y, por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, pero no consideras la viga que está en tu propio ojo?
4. ¿O, cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí hay una viga en tu propio ojo?
5. ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, entonces verás claramente para sacar la paja del ojo de tu hermano.
Observamos que el versículo 1 está inseparablemente conectado con los siguientes cuatro versículos. La primera palabra en el versículo 2, "Porque", indica que el contenido del versículo 2 es una continuación del tema de juzgar, del versículo 1, mientras que la "y", al comienzo del versículo 3 y la "o", al principio de verso 4, denotan la misma cosa. El versículo 5 es la aplicación del Señor para todo lo anterior. Otro vínculo que une los 5 versículos es la triple mención de, "tu hermano", en los versículos 3, 4 y 5. Aquí el Señor describe la condición de "tu hermano", y el estado de la persona que está tratando de juzgarlo: "tú".
Mateo 7:1-5 revela los siguientes hechos en relación con el significado de la declaración de Cristo, “no juzguéis”:

1.     Jesús NO pone fin a la toma de decisiones; Él está hablando en contra de juzgar a los demás, ¡con hipocresía! La imagen humorística de una persona con una viga en su ojo, tratando de quitar una minúscula astilla del ojo de otra persona, tiene la intención de ilustrar este punto. Nuestro Señor enseña que, cuando nosotros mismos tenemos problemas (errores) graves en nuestras vidas, no es nuestro trabajo que, con arrogancia, critiquemos a aquellos cuyos problemas son mucho menos graves que los nuestros.
2.     Jesús NO está diciendo que nunca debemos juzgar a las personas; sino que hay que juzgarlos, después de habernos examinado primero, a nosotros mismos. Notemos el verso 5: ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, entonces verás claramente, para sacar la paja del ojo de tu hermano.” Una vez que nos hemos ocupado de la viga (los graves errores) en nuestros propios ojos, entonces, ¡y solo entonces!, podemos atender el serrín en el ojo ajeno. Esta precaución pretende “ralentizarnos” en nuestra prisa por juzgar. Los acusadores de la mujer sorprendida en adulterio, acertadamente ilustran este punto (Juan 8:1-11).
3.     Jesús NO está diciendo que no debemos hacer juicios en absoluto, porque somos pecadores; sino que debemos hacerlo sobre todo cuando la condición de los demás es más grave que la nuestra. Observemos que Cristo no dice que si tenemos serrín en nuestros ojos, no es nuestro trabajo el ayudar a la persona con una viga en su ojo. Si nuestro problema es solo el serrín, por todos los medios debemos ayudar a aquellos a los que juzgamos (a los que vemos vemos) que tienen problemas más grandes!

         El Verdadero Significado de, “No juzguéis”
Como resultado de Mateo 7:1, el texto clave para el “evangelio de tolerancia-¡no me juzgues!”, no dice que todo el juicio debe ser eliminado. No está diciendo que no debe haber sentencias firmes dentro de la Iglesia cuando las cosas contravienen a la disciplina eclesiástica. Juzgamos y debemos hacerlo, cuando un hermano o una hermana se equivoca al adoptar creencias y patrones de estilo de vida que son incompatibles con el Reino de Dios. La idea central del consejo de Jesús es que cuando hacemos estos juicios debemos tener mucho cuidado de cómo lo hacemos. Jesús, después de todo, indica que hemos de juzgar. Si el problema es una viga o solo algo de serrín, tenemos que ayudar a nuestros hermanos y hermanas en dificultades. Pero hay que hacerlo de una manera adecuada. Nuestro Señor está advirtiendo en contra de nuestra hipocresía a la hora de detectar rápidamente los pequeños fallos de los demás, mientras pasamos por alto nuestros propios pecados más graves. Cristo está diciendo que si juzgamos a los demás de esta manera hipócrita seremos juzgados por un Dios que ve lo que hacemos en secreto (cuando pensamos que no nos ve nadie).
Pablo hizo la misma observación: Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; porque en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo.” (Romanos 2:01).

Cualquier persona que censura (juzga) en los demás lo que se permite a sí mismo, es inexcusable y se auto-condena. 
 El profeta Natán le transmitió el mismo mensaje a David en 2ª Samuel 12:1-11.
 En efecto, el Sermón de Cristo en el Monte enseña la humildad y la paciencia en nuestra relación con todos los que yerran. Él enseñó la misma lección en la Parábola del Trigo y la Cizaña.

CLEMENCIA SÍ!
“EVANGELIO DE TOLERANCIA” NO!
         Contrariamente a las afirmaciones del “evangelio de tolerancia”, la parábola de Jesús del trigo y la cizaña de Mateo 13:24-30 no justifica la doctrina relativista de “¡no me juzgues!”. Su declaración en el versículo 30: Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega.”, no promueve la afirmación de que la Iglesia no tiene derecho a juzgar a nadie, ni a condenar las creencias equivocadas y la mala conducta. Al contrario, la parábola llama a extrema precaución cuando se intenta disciplinar a la gente; no sea que en nuestra prisa cometemos errores graves.
1.    No Juzgar Los Motivos.
Debemos tener cuidado de no juzgar el carácter y los motivos de las personas. Hacemos bien en no arrogarnos a nosotros mismos lo que solo Dios puede hacer, leyendo el corazón y los motivos de la gente. En “Palabras de vida del gran Maestro”, Ellen White advierte:
         “Los siervos de Cristo se entristecen al ver a los verdaderos y los falsos creyentes mezclados en la Iglesia. Anhelan hacer algo para limpiar la Iglesia. Como los siervos del padre de familia, ellos están listos para desarraigar la cizaña. Pero Cristo les dice: “No; porque cogiendo la cizaña, no arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega… “Cristo ha enseñado claramente que aquellos que persisten en el pecado abiertamente, deben ser separados de la Iglesia, pero Él no nos ha encomendado la labor de juzgar el carácter y el motivo. Él conoce nuestra naturaleza demasiado bien como para confiarnos esta labor. Si tratásemos de extirpar de la Iglesia a aquellos que suponemos ser Cristianos falsos, cometeríamos seguramente errores. A menudo consideramos sin esperanza a los mismos a quienes Cristo está atrayendo hacia Sí. Si tuviéramos nosotros que tratar con esas almas de acuerdo con nuestro juicio imperfecto, tal vez ello extinguiría su última esperanza. Muchos que se creen Cristianos serán hallados faltos al fin. En el Cielo habrá muchos de quienes sus prójimos suponían que nunca entrarían allí. El hombre juzga por la apariencia, pero Dios juzga el corazón. La cizaña y el trigo han de crecer juntamente hasta la cosecha; y la cosecha es el fin del tiempo de gracia. (PVGM 50).
Tengamos en cuenta que de acuerdo con la Hna. White: "Cristo ha enseñado claramente que aquellos que persisten en pecados manifiestos deben ser separados de la iglesia." Para ello, tenemos que saber cómo hacer buenas decisiones con discernimiento espiritual. Las Escrituras instan repetidamente a discernir entre el bien y el mal (Hebreos 5:14). Malaquías 3:18 nos invita a distinguir “entre el justo y el perverso, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.” Ezequiel 44:23 nos dice que hemos de enseñar a la gente la diferencia entre lo santo y lo profano, y enseñarles a discernir entre lo limpio y lo impío. El apóstol Juan nos invita a discernir entre el espíritu de verdad y el espíritu de error (lª Juan 4:6). Y Pablo nos manda a defender la verdad y rechazar la mentira (Rom 1:25), porque ninguna mentira procede de la verdad (1ª Juan 2:21).
Pero contrario al gran testimonio de la Escritura, el “evangelio de tolerancia-¡no me juzgues”, nos enseña a no trazar líneas entre las ideas y las prácticas correctas e incorrectas. Se nos invita a no discriminar, ni tratar de evaluar el valor de las diferentes creencias y estilos de vida. Se nos invita aceptar cualquiera idea (por descabellada que sea), sin discernimiento alguno, y sin importar lo que dice la Biblia o el Manual de la Iglesia.
Sin embargo, ¿cómo podemos ser salvos si no discernimos entre el bien y el mal, entre lo correcto y lo incorrecto?
El no ejercer este poder de juicio, no solo puede ser espiritualmente fatal para nosotros pero podría hacer que otros se perderán también. Esta es la razón por la cual la Biblia nos dice que debemos examinar cuidadosamente todo y retener lo que es bueno, y abstenerse de toda forma de mal (1ª Tes 5:21-22).
(Este texto no dice en absoluto que debemos examinar toda la miseria del mundo, para ver si hay algo bueno en ella, así como afirman engañosamente los que usan este texto para justificar su apetito de mirar todas las películas mundanales, leer todas las revistas mundanales, y examinar todas las porquerías mundanales que les llegan a mano).
Por lo tanto, al igual que la declaración de Jesús en el Sermón del Monte, esta parábola acerca del trigo y la cizaña NO está diciendo que no debemos juzgar en absoluto. Más bien nos transmite que hay que tener mucho cuidado cuando se intenta disciplinar a la gente. La parábola nos invita a conocer los límites de nuestras capacidades humanas de discernimiento. No podemos conocer el corazón y los motivos de los demás. Esos caen dentro del dominio de Dios. Solo Dios puede juzgar el carácter y los motivos. Debemos tener cuidado.
Ejemplo: Yo no puedo saber por qué el Hno X bebe café, o por qué miente, o por qué escucha música mundana, o por qué se viste como el mundo, o por qué come como el mundo, o por qué vive en general como el mundo, etc. Yo solo veo que él (ella) comete un error, un pecado, aunque no puedo saber por qué lo hace. Si digo: “Lo hace porque es malo y no quiere obedecer”, ya le he “juzgado” y calificado, por tener yo (supuestamente) la prueba de su pecado: es malo y desobediente. Pero el Hno (o la Hna) X puede que no sepa aun, o no tenga bien claro (nadie le explicó correctamente) que el café es una droga y que es pecado consumirlo; él (ella) posiblemente cree sinceramente todavía que es una bebida vitamínica. Así que mejor voy, y con paciencia y buena voluntad como uno que debe ser guarda de su hermano, le ayudo a comprender que el café es una droga y es pecado consumirlo. Si él Hno (o la Hna) persiste en tomar café, luego de comprender claramente como va la cosa, luego de aprender lo que dice el “escrito está”, entonces debo aplicar el Manual de la Iglesia, la norma de disciplina interior. Pero si este procedimiento bíblico fuera aplicado en la IASD, se quedarían muy, muy pocos miembros y… “esto no se hace, hermano; ¿nosotros que vamos a comer?” preguntarían indignados, “los pastores que destruyen y dispersan las ovejas del rebaño del Señor.” (Jer 23:1).

2.    Ser Clemente
El libro PVGM pone de manifiesto otra importante lección en esta parábola; la lección de la longanimidad, o la paciencia, en tratar con los extraviados:
“Existe otra lección en las palabras del Salvador, una lección de maravillosa clemencia y tierno amor. Así como la cizaña tiene sus raíces estrechamente entrelazadas con las del buen grano, los falsos Cristianos en la Iglesia pueden estar estrechamente unidos con los verdaderos discípulos. El verdadero carácter de esos fingidos creyentes, no es plenamente manifiesto. Si se los separase de la Iglesia se haría tropezar a otros que, de no presenciar esto, habrían permanecido firmes.”
   Es solo en este contexto, de la clemencia, que la Hna. White nos exhorta a no condenar, ni juzgar a los demás:
        “El Redentor no quiere perder ni un alma; Su trato con Judas fue registrado para mostrar Su larga paciencia con la perversa naturaleza humana; y nos ordena que seamos indulgentes, como Él lo fue. Él dijo que los falsos hermanos se hallarán en la Iglesia hasta el fin del tiempo. A pesar de la amonestación de Cristo, los hombres han tratado de extirpar la cizaña. ... La parábola de Cristo nos enseña a ser humildes y a desconfiar de nosotros mismos, y a no juzgar ni condenar a los demás. (PVGM, 51, 52)

Como Conclusión
No podemos pretender conocer los motivos de los que han aceptado el “evangelio de tolerancia”, y su doctrina relativista de, “¡no me juzgues!”. Pero una cosa es cierta: La Biblia y el Espíritu de Profecía, dejan muy claro que, la Iglesia tiene el deber de juzgar las creencias y prácticas erróneas. Esta cuestión no es acerca de no juzgar a nadie. Sino que, se trata la extrema precaución que debemos ejercitar cuando juzgamos o disciplinamos a los errantes. La siguiente declaración de la Hna. White capta lo que debe de ser nuestra actitud cuando estamos llamados a ejercer esta obligación divina:
"Al tratar con los que yerran, no deberían ser aplicadas medidas duras; las leves tendrán mucho más efecto. Hagamos uso de medios más suaves, más perseverantemente, e incluso si no tienen éxito, esperemos pacientemente; nunca  apresurarnos a eliminar un miembro de la Iglesia. Oremos por él, y vemos si Dios mueve el corazón de los que yerran. La disciplina ha sido en gran parte pervertida. Los que han tenido ellos mismos caracteres muy defectuosos han sido muy rápidos en disciplinar a los demás, y por lo tanto toda disciplina ha sido puesta en desprecio. Pasión, prejuicio y parcialidad, siento decirlo, han sido abundantemente manifestadas, y la disciplina adecuada se ha descuidado con indiferencia. Si los que tratan con los que yerran tendrán el corazón lleno de la dulzura de la bondad humana, qué espíritu diferente prevalecería en nuestras iglesias. Que el Señor abra los ojos y suavice los corazones de aquellos que tienen un espíritu duro, imperdonable, e implacable hacia los que piensan estar en el error. Tales hombres deshonran su oficio y deshonran a Dios. Ellos entristecen los corazones de Sus hijos, y los obligan a clamar a Dios en su angustia. El Señor ciertamente oirá su clamor y los juzgará por estas cosas." (Review and Herald, 14 de mayo, 1895).

Vivimos días de profunda apostasía. Esta apostasía solo es percibida por los hijos de Dios fieles quienes, como antitípos de Jeremías, lamentan el estado de ruina espiritual del Pueblo del Señor. Este estado deplorable se debe a una sola cosa: a la tolerancia; la tolerancia del pecado en la Casa de Jehová.
Nos parecemos tanto con las demás falsas iglesias Protestantes debido a que hace ya mucho tiempo que no protestamos contra nada. ¡Aceptamos todo!
El Adventista moderno, al contrario de su antepasado “anticuado”, es muy tolerante y permisivo con el pecado. De su vida personal ese pecado se transmite a su familia, y desde ahí, es traído a la Iglesia.
La profeta de Dios, Ellen White nos ha dejado escrito sobre cómo tenemos que erradicar el pecado y cómo tratar con los pecadores. ¿Pero cuántos son los que han leído los Testimonios para la Iglesia? ¿Y cuántos son los que están dispuestos a aplicar las indicaciones de Dios sin temor de hombres?
La siguiente cita es un fragmento de una carta escrita por Ellen White para transmitir un mensaje divino a una hermana apostata.
Lo que quiero con eso es resaltar la firmeza del lenguaje en llamar al pecado por su nombre.
En los Testimonios, a medida que los estoy leyendo, me impacta esta firmeza de la sierva del Señor. Ella dice directamente y sin reparo a los pecadores que son; “mentirosos”, “perezosos”, “engañados”, “fanáticos”, “guiados por satanás”, les dice que, “mejor dejen de venir a la iglesia”, que venir y transmitir sus imperfecciones a los demás, y dice otras muchas cosas intolerantes a los ojos de los pecadores de hoy que han recibido el "evangelio de tolerancia" que tolera sus pecados continuamente; la profeta de Dios “juzga” con firmeza a los pecadores rebeldes, con palabras por las cuales hoy, te eliminan de la Iglesia en un pis-pas.
         "Sus ideas peculiares [las ideas de esa hermana rebelde] han ejercido un control tan poderoso sobre su mente que Ud. no puede explayarse en ninguna otra cosa. En una reunión consideró que era su obligación especial imponer sus opiniones. Se ha colocado por encima de la Iglesia como si hubiera sido exaltada y estuviera en la luz, y ellos deban ascender hasta su posición y aceptar sus puntos de vista. Ud. es fanática; su imaginación no es sana.  Su influencia hará daño, solo daño, a menos que se vuelva humilde y dócil para ser instruida... Satanás logra el máximo éxito cuando puede llenar las mentes con este tipo de santa y piadosa consagración, que no tiene nada que ver con la consagración que se revela en la Palabra de Dios.  En resumen, es un don espurio el que Ud. posee." (Carta 10,  del 5 de agosto de 1870, dirigida a un miembro de la iglesia del estado de Nueva York).
     Vivimos tiempos cuando si dices al ladrón que es ladrón eres acusado de ser intolerante y que insultas, y que no tienes amor. Si dices a un miembro de la Iglesia que es un fanático (cuando lo es), que no conoce la Biblia (cuando no la conoce), u otras cosas similares, vas a comprobar, como yo, cuánto amor tienen tus hermanos y hermanas y cuan "tolerantes" son ellos con los que apuntan el dedo a sus amados pecados.
     La apostasía es necesaria en la Iglesia. Dios lo permite. Es el medio para limpiar la escoria. Sin apostasía no hay zarandeo. El zarandeo va a separar el trigo de la paja. Lo importante para cada uno de nosotros es, transformarse en trigo.

     Los cobardes no van a entrar en el Cielo.
          Tenemos que levantarnos contra el pecado y no ser tolerantes con las nuevas falsas doctrinas de demonios.
     La unidad solo existe en la verdad de Cristo y no debemos unirnos a pesar de los errores que hay entre nosotros. Solo podemos estar unidos si todos nosotros vivimos en obediencia a la Ley de Dios. ¿Qué unidad puede haber entre la luz y la tiniebla? ¿Dónde en la Biblia pone que yo tengo que ser tolerante y unido con mi hermano que peca continuamente a pesar de toda la enseñanza bíblica?
     Satanás, mediante pastores y miembros no-convertidos transmite su “evangelio de tolerancia” confundiendo las mentes dormidas de los hijos de Dios.
     ¡Hay que amar al pecador, no a su pecado!
     Si el pecador no quiere dejar de pecar, mi Biblia me dice, “ni comer con él”, y “tratarlo como a un pagano”. ¿Y cómo dice la Biblia que hay que tratar a un pagano? Pues no unirte con él en ningún caso. Hay que ser amable con él y cortes, y orar por él y ayudarlo en todo que puedes, pero eso no significa aceptar su comportamiento en el templo de Dios, ni unirte con él en la Iglesia, “para evitar escándalo hermano”, o “para no crear división hermano”. ¡Mentira! ¡Y abominaciones en la Casa de Jehová!
     Hermano y hermana, lee tu Biblia y los Testimonios para la Iglesia con oración, y no te dejes influenciar por los modernos adeptos del sincretismo religioso.
     ¡Pide a Dios discernimiento y entendimiento cada día!
     ¡Lee lo que dijo el Salvador y la Cabeza de la Iglesia, Jesús el Cristo!
¡La Palabra de Dios divide, no Satanás! Satanás solo usa la Palabra de Dios, la complacencia, el amor a sus pecados y la cobardía de los miembros de la Iglesia para dividir a los que no saben lo que dice la Palabra de Dios y los Testimonios.
¡Increíble! Y la Iglesia duerme en “amor y paz”… y tolerancia.

Por callar, por tener miedo a no ser llamados “intolerantes”, por ser cobardes, tenemos hoy en la Iglesia: música mundanal, pastores carismáticos, sermones pentecostales, mujeres con minifaldas y pantalones y otras prendas sexy que incitan a la perversión sexual, con joyas y maquillaje y que usan anticonceptivos, miembros que comen de todo, mujeres pastoras y ancianas, vestimenta mundanal en general, bebedores de café (drogadictos), celebraciones del día del padre/madre/San Valentín/todos los demás santos/navidad/halloween, y todas las demás fiestas paganas, y todo lo que existe en el mundo (un sinfín de otras abominaciones.
     ¿Y qué más voy a decir?
         Todo lo que hay en el mundo, lo hay también en la Iglesia. Pero ninguna diferencia hay entre el profeso pueblo de Dios y el mundo. ¡Israel y Babilonia unidos contra Dios!
¿Dónde está la diferencia entre los miembros de la Iglesia y el mundo? Solo en el nombre de la denominación. Unos se llaman con jactancia Adventistas (pero son de la sinagoga de Satanás –Rev 2:9) y otros se llaman con jactancia Católicos, Rockeros, Ateístas, Pentecostales, Hindúes, etc. etc. pero todos son iguales. ¡Todos son uno!

Este es el “evangelio ecuménico de tolerancia” predicado por el papado, la Bestia, que promueve su doctrina hoy, justo de los púlpitos Adventistas. ¿Te acuerdas de la Bestia hermano mio? ¿Por qué hace tanto tiempo que nadie habla de la Bestia en tu iglesia? Porque hoy eso será una gran muestra de "intolerancia" y "fanatismo". Pero te aseguro que la Bestia, el papado romano, hace los últimos preparativos para acabar con tu religión y con tu Iglesia para poder acabar con tu salvación también.

¿Vas a seguir callado? ¿O vas a abandonar la Iglesia para unirte con un grupo de "disidentes de sostén propio" conducidos por el diablo. Las dos opciones son de inspiración infernal. Cada vez más grupos de "Adventistas Independientes", "Adventistas Libres", "Adventistas Verdaderos", "El Evangelio Eterno", "El Gran Engaño", etc. Hay un montón de grupos "misioneros" en todo el mundo. Pero te advierto y te aseguro que todos estos "autojustificados", “santos” y “puros” que actúan fuera de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, son puros fanáticos engañados por Satanás, que están engañando a los indoctos que no conocen la Palabra de Dios - La Biblia y el Espíritu de Profecía (y de modo especial los Testimonios para la Iglesia).

      La única opción correcta es: Arrepentirnos, ser santificados cada día practicando la verdad, y levantarnos para hablar en contra del pecado. ¡Sin temor! ¡Jehová es mi justicia! ¡Debemos temer a Dios no a los hombres!
“Y dije: No me acordaré más de Él, ni hablaré más en Su nombre: Pero Su Palabra fue en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos, traté de sufrirlo, y no pude. Porque oí la murmuración de muchos, temor de todas partes: Denunciad, y denunciaremos. Todos mis amigos miraban si tropezaría. Quizá se engañará, decían, y prevaleceremos contra él, y tomaremos de él nuestra venganza.”
“Tú pues, ciñe tus lomos, y levántate, y háblales todo lo que Yo te mande. No temas ante ellos, para que Yo no te quebrante delante de ellos.”
“No temas delante de ellos, porque Yo estoy contigo para librarte, dice Jehová. (Jeremías 20:9-10; 1:17,8)
“Así dice Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál es el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas [ellos] dijeron: No andaremos.” (Jeremías 6:16)

Tenemos que volver al Adventismo antiguo. ¡Ahora! ¡Es nuestra última oportunidad!
¡Satanás no quiere que tú leas los Testimonios!
No todos recibirán la amonestación, ni se van a arrepentir, pero no por esto tenemos que desanimarnos y callar.
Ama a tus hermanos, como Cristo amó a la Iglesia y dio Su vida por ella.

“La gracia del Señor Jesucristo, y el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sea con todos vosotros. Amén.”

FIN

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