lunes, 16 de febrero de 2015

¿LA TERCERA OPCIÓN? - parte 1

Tu posición... puede peligrar... tu salvación

[Este articulo es una traducción del original en ingles escrito por el pastor Esteban Bohr, presidente del ministerio misionero Adventista del Séptimo Día, Secrets Unsealed]


"Como probablemente pocos saben, cuando la Comisión de Estudio de Teología de la Ordenación de la Conferencia General (TOSC), terminó sus deliberaciones, surgieron tres posiciones.
Grupo # 1, que es partidario del ministerio femenino, pero se opone a la ordenación de mujeres.
Grupo # 2, que está decididamente a favor de la ordenación de mujeres, negando que existe alguna función de liderazgo en la Iglesia, que Dios ha asignado exclusivamente a los hombres.
En la última sesión del Comité apareció de repente e inesperadamente un tercer grupo;
ese grupo, que llegó a ser conocido como, “La Tercera Opción”, reconoce que el liderazgo masculino en el hogar y en la Iglesia es el ideal de Dios, pero afirma que Dios permite que la Iglesia se aparte de Su ideal, en aras de la unidad y la misión.

         En este artículo encontrarás un documento que está publicado en el sitio web oficial de TOSC [en ingles]. El documento representa la posición oficial del grupo #1, y señala los peligros que acechan de la tercera opción. Lejos de ser una unión aceptable entre las posiciones #1 y #2, la tercera opción, es en realidad un compromiso de los más peligrosos. Os animo a leer con oración este excelente documento y compartirlo con todos.

         El principal contribuyente del documento y yo, tuvimos el privilegio de servir en TOSC. Después de leer el producto final, al que otros contribuyeron, estuve profundamente impresionado por su claridad y sencillez y la clara articulación de las implicaciones de las distintas posiciones. Confío en que este documento resultará una bendición para todos."
         Pastor Stephen Bohr
Presidente y Orador
Secrets Unsealed



         La Comisión de Estudio de la Teología de la Ordenación de la Conferencia General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día (TOSC), estudió la investigación y los puntos de vista de las dos visiones tradicionales sobre la ordenación de mujeres, representadas por dos grupos diferentes en el comité. El grupo #1, confirma las mujeres en el ministerio, pero cree que la Biblia limita la ordenación para el oficio/función de anciano/pastor a los hombres. El grupo #2, destaca la igualdad del hombre y la mujer en el hogar y en la Iglesia y anima a la ordenación al ministerio evangélico sin distinción de género. En la cuarta y última reunión de la TOSC, sin embargo, una nueva “tercera opción” fue introducida, que combina elementos de la teología del Grupo #1 con la conclusión del Grupo #2.
         La tercera opción está de acuerdo con el Grupo 1, en que el liderazgo masculino en el hogar y la iglesia presenta el ideal bíblico, especialmente a la luz de los pasajes críticos de 1ª Timoteo, Tito, y 1ª Corintios. Sin embargo, ellos sostienen que intereses prácticos (que podrían surgir en diversas situaciones locales) y un deseo de unidad, pueden permitir la ordenación de mujeres. Debido a que no fue evaluada antes de su introducción, ahora nosotros vamos explicar de qué trata realmente esta propuesta. Entre otras cosas, la tercera opción afirma que:

1.     Aunque el liderazgo masculino es el modelo divino y la opción preferida, no es un absoluto moral y, por tanto, está abierto a la adaptación y excepciones.
2.     Si nos negamos a adaptar el modelo bíblico del liderazgo masculino, podríamos “obstaculizar la misión de la Iglesia de Dios”.
3.     Considerando que la ordenación de mujeres es una excepción al modelo bíblico del liderazgo masculino, vamos a “dejar nuestras hermenéutica y teología sin compromisos”.
4.     La calificación de género del anciano es una característica entre muchas, y por lo tanto, no debería considerarse en un sentido más absoluto que las otras calificaciones.
5.     El papel actual de “anciano local”, es equivalente al papel bíblico de “diácono”.
6.     En base a los “principios bíblicos de libertad religiosa”, a todas las regiones de la Iglesia se les debe permitir hacer su propia decisión respecto a la ordenación de mujeres.
7.     La recomendación, construida sobre una “distinción entre Mandamientos o verdades eternas, e ideales eclesiológicas”, puede preservar la unidad de la Iglesia.

     La recomendación final de la tercera opción, es que se debe permitir a las unidades locales organizativas y las regiones de la Iglesia Mundial, determinar por sí mismos si ordenar o no mujeres como ministros del Evangelio.
     Ahora vamos a evaluar las reivindicaciones anteriores que sirven de base para esta recomendación.

En lugar de buscar permiso para modificar la voluntad de Dios, debemos buscar Su bendición siendo cuidadosos en obedecerla.


La Tercera Opción afirma - #1:
     Aunque el liderazgo masculino es el modelo divino y la opción preferida, no es un absoluto moral y, por tanto, está abierto a la adaptación y excepciones.

     La tercera opción comprende correctamente que algunos Mandamientos bíblicos tienen mayor peso que otros. Jesús dijo a los fariseos que a pesar de ser escrupulosos con el diezmo, ellos habían descuidado, “lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe.” (Mat. 23:23). Sin embargo, debemos recordar que Él continuó diciendo, “Esto deberíais hacer, sin dejar de hacer lo otro.” El hecho de que un Mandamiento bíblico no es tan fundacional como otros, no nos da autoridad para no tenerlo en cuenta.
     La tercera opción da varios ejemplos bíblicos en un intento de apoyar la idea de adaptar los ideales divinos. Lo primero invocan al Israel pidiendo y recibiendo un rey aunque eso no era el ideal de Dios. Este ejemplo falla por los siguientes significantes razones: 1) los líderes civiles, tales como jueces y reyes, no son lo mismo que los líderes religiosos como, sacerdotes, apóstoles y anciano/pastor; 2) Más tarde los israelitas reconocerán su error, “a todos nuestros pecados hemos añadido este mal de pedir rey para nosotros.” (1ª Sam 12:19) – pues, difícilmente siendo eso algo digno a seguir por nosotros hoy; 3) el resultado de ese error fue desastroso – una permanente división en Israel, la destrucción del reino de Norte y la perdida de los 10 tribus, la expansión de la apostasía, etc.

     Las lecciones que la tercera opción desea trazar de esta historia son perdidas en un mar de confusión, levantando la pregunta: ¿por qué hacerlo de nuevo?, en la luz de este ejemplo, recomendando ir en contra del ideal de Dios – ¡aunque Él lo permitiría! Aunque Dios dio un rey a Israel, Él no los protegió del inevitable trágico resultado. El pedido de Israel seguramente no es un ejemplo a seguir por la Iglesia. Si algo nos enseña ese ejemplo, es que, en lugar de buscar permiso para modificar la voluntad de Dios, debemos buscar Su bendición siendo cuidadosos en obedecerla. Además, aunque Dios permitió al antiguo Israel tener un rey contrario a Su voluntad, esto no da vía libre a la Iglesia de hoy para establecer prácticas contrarias a las enseñanzas bíblicas. Si la lógica de la tercera opción sería en consecuencia aplicada, la aceptación de la poligamia y el divorcio en los tiempos del antiguo Testamento (Deut 21:15-17; 24:1) darán permiso a la Iglesia desviarse incluso de la Ley Moral de Dios. De todo modo, el error de este razonamiento puede ser evitado cuando reconocemos que Israel no recibió un rey hasta que Dios Mismo lo permitió en respuesta a la oración del profeta Samuel (1ª Sam 8:7-9). Dios no dejó el asunto en las manos del pueblo. Si en Su sabiduría, Dios permite una variación de Su voluntad revelada para enseñar la locura de tal pensamiento y práctica, esta es Su prerrogativa; no da permiso a la Iglesia para hacer nuevos futuros variaciones de las instrucciones bíblicas.
     La tercera opción afirma que debido a que nosotros no tenemos hoy a Urim y Tumim, o una comunicación directa con Dios, debemos confiar en lugar de eso en la oración colectiva y estudiar si Él permitiría una variación de Sus, “ideales organizativos”. Deberíamos recordar, sin embargo, que el motivo de la oración y el estudio colectivo en el Concilio de Jerusalén, y que nosotros como Adventistas del Séptimo Día también hemos hecho en la historia de la denominación, reunidos en Conferencias Bíblicas, fue el de descubrir la voluntad de Dios así como es revelada en la Biblia, no buscar permiso para desviarnos de ella.      Además, si al estudiar las Escrituras descubrimos que la “preferencia” de Dios, no concuerda con la intención de cambiar la práctica, tenemos la obligación de descartarla hasta que Dios nos da direcciones proféticas para hacer lo contrario. Seguir con una práctica que no tiene ninguna base bíblica, simplemente porque Dios Mismo eligió en raras circunstancias permitir variaciones de Su voluntad, significaría para la Iglesia asumir prerrogativas que sólo pertenecen a Dios. Al final, tal decisión, demostrara tristemente el sistema de la iglesia medieval, en la cual el concilio eclesiástico tiene la autoridad sobre la Biblia, incluso la autoridad de modificar las instrucciones divinas (ver Dan 7:25).
     Aunque los demás ejemplos bíblicos de “adaptación” de la tercera opción podrían ser también debatidos, el problema general en cada caso es la conclusión de que la Iglesia puede adaptar o ignorar la instrucción bíblica sin una dirección clara de Dios a través de la Biblia o de la inspiración profética. Las Escrituras no dan tan permiso, sino que advierten, “Cuidaréis de hacer todo lo que Yo os mando: no añadirás a ello, ni quitarás de ello.” (Deut 12:32).
     La tercera opción declara que lo que hace adaptable el oficio masculino de anciano/pastor es que la especificación del genero es meramente “una norma funcional eclesiástica pensada en relación con el orden, la disciplina y la misionen la Iglesia”. Sin embargo, ellos no ofrecen ninguna base real para esta aseveración. Dado el lenguaje claro y enfático de Pablo en 1ª Tim 2 y 3 (“No permito” y “El obispo debe ser”), por no mencionar el cuadro bíblico de exclusividad masculina para sacerdotes, apóstoles y ancianos, ¿cómo pueden concluir los proponentes de la tercera opción que los requerimientos de genero para un anciano o pastor nos son más que “normas eclesiásticas”? ¿Pueden ellos estar seguros que, “la relación con el orden, la disciplina y la misión de la Iglesia”, explica plenamente el propósitos de Dios para este requerimiento? Y aunque estas afirmaciones podrían ser probadas, ¿sobre qué base hará esto adaptable el requerimiento de género? La tercera opción no ofrece respuestas reales de la Biblia o de Ellen White, a estas cuestiones, dejándonos concluir que ellas son simples suposiciones. La tercera opción falla en evaluar cuidadosamente los muchos ejemplos de los que supusieron que un mandamiento “no-moral” de Dios era flexible cuando no era. Adán y Eva fueron castigados por comer un trozo de un fruto (Gen 3) –un acto que seguramente no es malo en ninguna circunstancia. La ofrenda de Caín fue rechazada debido a una ligera modificación (Gen 4:1-7), y Uza murió porque sinceramente quiso apoyar el Arca (2ª Sam 6:1-7) –los dos siendo transgresiones de mandamiento ritual. Los hijos de Aarón fueron castigados por ofrecer un fuego distinto del cual habían sido instruidos usar en el santuario (Lev 10:1-3) –otra vez solamente un mandamiento ritual, no encontrado en la Ley Moral de Dios. Miriam desafió la posición de liderazgo de Moisés y fue castigada por el señor (Núm 12).
     Probablemente el ejemplo más relevante, dejado en olvido por la propuesta de la tercera opción, es el de Coré, Datán y Abiram (Núm 16). Esos hombres juntos con otros 250 líderes de Israel, pidieron a Moisés una posición más alta entre las filas organizativas de Israel. Casi toda la congregación estuvo apoyando a Coré sintiendo que él y su compañía deberían ser recibidos servir como sacerdotes. Todo parecía ir conforme a sus planes, hasta de repente se abrió la tierra y tragándose vivos a los jefes de la conspiración. Dios rehusó hacer una adaptación a las… “normas funcionales eclesiásticas” del sacerdocio de Aarón aunque el pueblo estaba fuertemente convencido que así debería de ser.
     Los proponentes de la tercera opción intentan diferenciar los ejemplos de Uza y de los hijos de Aarón desde su propia adaptación de las Escrituras atribuyendo esos ejemplos fracasados a las, “decisiones individuales tomadas casualmente y en base a las preferencias personales”. Pero en el caso de Coré, él y su compañía cumplían, según todas las apariencias, las condiciones de la tercera opción, para una adaptación permisible a un, “ideal de organización y eclesiástica”, estando basados (como lo eran en realidad) en una decisión de grupo y un fuerte sentido de convicción, igualdad y fomento para la misión (ver Núm 16:3,12-14). Con una vasta mayoría del pueblo apoyando a Coré, alguien puede argumentar que era necesario adaptar este ideal organizativo ritual, para mantener la unidad en la congregación. Sin embargo, su adaptación, fue inaceptable para Dios.
     La guía dada por la tercera opción, sobre cómo y cuándo adaptar las instrucciones bíblicas, es a la vez deficiente y peligrosa. ¿Tiene el concilio de la Iglesia la autoridad de apartarse de la voluntad “preferente” de Dios? ¿No instituirá esto una práctica de colocar la tradición por encima de la Biblia? Luego, ¿cuán segura es la distinción entre el Mandamientos Morales y el ideal organizativo? Contrario a la aseveración de la tercera opción, los Mandamientos bíblicos no encajan tan nítidamente en estas categorías. ¿Y qué hay del diezmo? ¿Y las ordenanzas? ¿Y las enseñanzas sobre el estilo de vida? ¿Considera la tercera opción a todos estos, morales e inalterables, o abiertos a la adaptación? ¿Tenemos el derecho de administrar el bautismo por aspersión, utilizar pan leudado para la Cena del Señor, o tomar alcohol moderadamente? Presumiendo tomar sobre nosotros la responsabilidad de llamar a la instrucción bíblica flexible, cuando la inspiración no ha dado tal indicio, es injustificado y positivamente peligroso. Nosotros debemos vivir conforme, “a toda palabra que procede de la boca de Dios” (Mat 4:4).
     Respecto al caso específico de la ordenación de mujeres, la tercera opción asevera que el liderazgo masculino es, “la preferencia” de Dios, implicando flexibilidad, pero no puede mostrar ninguna indicación bíblica que un desvió de la tal “preferencia” sería necesario. Mientras reconocen el persistente cuadro divino en relación con los sacerdotes, apóstoles, y ancianos en la Biblia, ellos fallan en considerar seriamente que a través de toda la historia de la salvación, jamás surgió una sola circunstancia que haga una excepción a este cuadro. Ninguna excepción se hizo en la masculinidad de los sacerdotes. Ninguno de los discípulos de Cristo fue una excepción. Ningún ejemplo de mujer apóstol o anciano puede ser encontrado en el Nuevo Testamento. ¿Por qué debemos asumir que Dios nos hará abandonar esta clara enseñanza bíblica, ahora, en la Iglesia Remanente, justo cuando Jesús está preparando un Pueblo para Su venida? Acaso no desea la Iglesia acercarse al plan de Dios en vez de alejarse de él?

Lo qué vas a elegir, puede ser tu destino eterno

El siguiente artículo:
Si nos negamos a adaptar el modelo bíblico del liderazgo masculino, podríamos “obstaculizar la misión de la Iglesia de Dios”.  

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